La torre de Babel e Petra. Mayo 2019.
Para entrar en Petra
tienes que pasar por taquilla. Unos sesenta euros la entrada de un
día. Por lo tanto Petra es una ciudad museo en la que sólo hay
turistas. Los únicos lugareños son los que trabajan para los
turistas. La mayoría de turistas van en grupos organizados con su
guía con su bandera que se va abriendo paso por entre la gente. Para
quien va de verso libre como yo resulta interesante ir escuchando
explicaciones en todas las lenguas, aquí coreanos, al otro lado
chinos, muy cerca un grupo de argentinos, unos pasos más adelante
ingleses, detrás unos alemanes y así un montón de lenguajes
distintos.
Edificio denominado Monasterio de Petra, a donde no todo el mundo llega. |
La de veces que me he
acordado de la mala leche de Dios que porque unos hombres intentaron
hacer una torre que no llegaba a la décima parte de cualquier
rascacielos actual confundió a todos haciéndoles hablar lenguas
distintas. Con lo cómodo que hubiera resultado dejar el español
para todo el mundo, con lo fácil que es de entender y hablar.
Yendo por Petra una pareja
iba unos metros detrás de mí hablando en inglés. En un momento la
chica dijo en español: “ya no puedo más, déjame hablar en
español”. Su compañero se quedó callado y mirándola sin
contestar, yo que me había girado al escuchar la expresión que me
sorprendió y vi la expresión callada del compañero, le dije: “yo
te dejo”. Nos reímos y me explicó que hablaba perfectamente
inglés porque vivía desde hace tiempo en Londres, pero con el calor
que hacía en Petra le suponía un esfuerzo añadido hablar en inglés
y aún sudaba más. Necesitaba hablar en español para relajarse y
durante un paseo estuvimos hablando de vida y milagros de cada uno en
la torre de Babel de Petra.
Uyyyy me da pena tu comentario tan pobre
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