Jerusalén viejo.
Llegar a las murallas de
Jerusalén supone disponerse a entrar en otro mundo, el de la
historia religiosa que estudié en mi juventud y el de muchas
referencias históricas que continuamente han ido mencionando a
Tierra Santa. Son más de cuatro kilómetros de muralla que dan
cabida a unos barrios muy definidos de cristianos, árabes, judíos y
armenios. Entré por la puerta de Jaffa y no hizo falta que nadie me
dijera en qué barrio estaba y cuándo cambiaba de barrio, a pesar de
lo abigarrado de las calles, los comercios, el continuo caminar de
las gentes que viven en él y que mezcladas con los turistas salen a
realizar sus compras diarias. La excepción es el barrio armenio que
después de estar en él se identifica por la poca vida comercial y
la tranquilidad de sus calles.
Un amigo que hice en Tel
Aviv me dijo que Jerusalén se podía ver en unas pocas horas. Cierto
que se puede ver en pocas horas y cierto que todas las horas son
pocas. Cada rincón está tan lleno de historia, de referencias
religiosas y de arquitectura que uno podría pasarse un día entero
en cada edificio intentando conocer su estilo arquitectónico, sus
cambios religiosos a lo largo de la historia, su relación con los
colindantes, sus guardianes en el pasado y los actuales, su por qué
y el origen de sus piedras que seguramente procederán de otros
demolidos. Y así sería necesario estar un mínimo de cinco horas en
cada esquina. Como es imposible se puede estar cinco horas en toda la
ciudad. Demasiado denso. Demasiados detalles que se pierden. Delante
de una lugar emblemático puede comprar la kipá (el gorro judío),
un crucifijo, cerámica armenia, una bandera palestina o hacerse un
tatuaje con la cara de Cristo.
Donde más a gusto estuve
fue en el barrio armenio. Se podía disfrutar de él sin la pátina
de los vendedores, sólo unos pocos y algún restaurante. Sus calles,
con poquísimos turistas son de agradable paseo y escuchar a los
niños recitar la lección en armenio resulta evocador.
Después de un par de
horas por Jerusalén los edificios se mezclan en el recuerdo y es
difícil separar cada uno de ellos, incluso viendo las fotografías y
sabiendo el orden en que los vi resulta difícil poner cada cosa en
su lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario