Gastar dinero. Israel . Jordania. Mayo 2019
No pido mucho, poder hablar sin cambiar la voz,
caminar sin muletas, hacer el amor sin que haya que pedir
permiso, escribir en un papel sin rayas. (Kiko Veneno).
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Soy un anticonsumista, a
veces exagerado. Curiosamente me he encontrado en este viaje con
otras dos personas que son parecidos, Javier un músico que vive en
China y que pronto va a comenzar a trabajar en la orquesta de Tel
Aviv e Iris una zaragozana que vive en Israel desde hace años.
Iris, que tiene una situación económica acomodada, me dijo esta
ropa que llevo puesta me la han dado mis vecinos. Como saben que no
consume, antes de tirar ropa usada se la dan ella.
Si en Israel estuve en
mercados y mercadillos fue por conocer cómo se mueve la gente, qué
compra, qué se vende y cómo, cuáles son los hábitos. Suelo pasar
mucho tiempo en estos lugares, incluso en grandes superficies. Sólo
de observador, no de consumidor. A estas alturas no sé consumir.
Tengo problemas cuando debo gastar dinero por necesidad.
En Jordania tuve que sacar dinero de un cajero para pagar a un taxista. Al final, después de comer y demás me sobraban 45 dinares que debería gastar antes de volver a Israel. Comí sin ganas por ir gastando, bebí más refrescos que en todo lo que llevaba de viaje, compré los regalos con los que obsequio a mi familia cuando vuelvo, me compré unos pantalones porque se me rompieron los que llevaba y aún me quedaban 20 dinares, de los cuales 10 deberían ser para el taxista que me llevaría hasta la frontera. Después de tantos excesos aún me quedaban 10 dinares que fui incapaz de gastar. Cuando llegué a Israel debía coger un taxi hasta la estación de autobuses. El
taxista me dio la opción de pagar en dinares y le entregué los 10
que me quedaban suponiendo para mí una liberación al haber
consumido todo lo que tenía.
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