domingo, 18 de agosto de 2019


Petra. Mayo 2019.

No sé por qué cuando alguna vez veía alguna información sobre Petra me parecía que yo nunca iba a estar allí. Son esos bloqueos a los que uno está condenado. He estado dos días en Petra. La mayoría de los turistas que van con un viaje organizado suelen estar un día y creen que lo han visto todo. Yo en dos días y andando ligero he dejado muchas cosas por ver. Es cierto que puede llegar un momento en el que tantas piedras llegan a empalagar y ya te da igual ver una más que otra. En algún momento tuve esa sensación el primer día, pero no el segundo que me ha permitido saborearlo todo lo que he visto con mayor placer.

No imaginaba que la ciudad antigua de Petra fuera tan extensa, pensaba que sería poco más de las imágenes que habitualmente vemos en revistas. Tiene un teatro cavado en la tierra, que según tenía capacidad para 8.000 y otros dicen que para 4.000. Es fácil contar los que caben, a no ser que uno los ponga muy pretetes. Se considera que habría unos 20.000 habitantes. Una barbaridad para la época y para la situación en medio de un desierto.

El moquero resulta imprescindible para cualquier viaje
Aplaca el calor, sirve para hacer algún atraco, tapar una herida,
incluso para limpiarse los mocos entre otras muchísimas
aplicaciones.
El mayor problema es el aire acondicionado de la ciudad. Como está en el desierto para darle ambiente lo ponen a una temperatura altísima y resulta muy molesto, sobre todo subiendo las eternas escalinatas que llevan hasta un punto denominado Monasterio, que es precioso y al que la mayoría de los turistas que van en grupo no suelen llegar.

Por el medio de Petra en todos lados hay niños pequeños vendiendo y gente alquilando burros para llevarte hasta el punto que quieras incluyendo los que tienen una acceso difícil por escalinatas difíciles para algunos humanos y de peldaños incontables. En el papel que te entregan junto al plano y en el documental que proyectan antes de la entrada en Petra te da una serie de consejos entre los que dice que debes denunciar si se maltrata a los animales, si se les hace subir por escaleras y si hay niños trabajando. Hay cientos de niños, de ocho o diez años, trabajando y centenares de burros subiendo por las escaleras llevando en sus lomos a rollizos turistas. Por supuesto delante de otros cientos de policías de todo tipo.

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