sábado, 31 de agosto de 2019

Los burros. Petra. Mayo 2019


Los burros.

Yo tengo un burro muy inteligente que responde, cuando quiere, al nombre de Einstein. El de la teoría de la relatividad estaría orgulloso de tener un tocayo así. No hace mucho se salió de la cerca donde lo tengo, de vez en cuando se va a dar una vuelta por el mundo, y lo recogió un hombre que cuando fui a buscarlo me dijo que era un burro gordo, bien alimentado y poco trabajado, lo que me llenó de orgullo, aunque lo de poco trabajado era una expresión, la verdad es que todo el trabajo que ha hecho ha sido acompañarme en alguna excursión.

Ya la tenía, pero la convivencia con Einstein me ha hecho especialmente sensible con los burros, a los que he visto maltratar en el trabajo.

En Petra, sin una brizna de hierba, viven muchos burros que utilizan para llevar a los turistas a todos los lugares, subiendo y bajando por escaleras, recorriendo distancias largas cargados de turistas grasientos, llegando varias veces al día hasta los lugares donde los turistas quieren llegar pero sin dar un paso, con temperaturas propias del desierto.

Lo único que pude hacer es dar a dos o tres burros las peladuras de los plátanos que comía, era mi comida, que devoraban con avidez. Comerán, pero en las muchas horas que estuve en Petra mis peladuras es lo único que les vi comer.
Einstein en un día ve más hierba fresca que lo que estos burros han visto y verán en toda su vida.

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