sábado, 31 de agosto de 2019

Disfraces judíos. Mayo 2019.


Los disfraces judíos

La capacidad humana para asimilar situaciones extrañas es sorprendente. A las pocas horas de estar en Jerusalén me parecía normal encontrarme a niños y adultos con sus tirabuzones en las patillas, con sus kipás por todas partes, con sus sombreros que guardaban en un portasombreros, con sus medias blancas y sus trajes satinados, las pelucas de las mujeres para no mostrar su propio cabello o los pañuelos que lo cubrían, por no hablar de la gente que iba vestida de normal o los franciscanos con un hábito que en vez de llegar hasta los pies, se les quedaba en la cintura a modo de chaquetilla o los curas negros con sotanas violetas. En algún momento piensas ¿no seré yo el raro? No. Todo es normal.

Las circunstancias son capaces de sorprenderte y estuve contemplando un partido de futbito en un campo que estaba dentro de un barrio judío, que parecía otro mundo, junto a la arteria más comercial de Jerusalén. Todos los jugadores llevaban el kipá. No me fijé en la calidad de sus jugadas, sino en la destreza que tenían para rematar de cabeza mientras con la punta de los dedos se sujetaban el kipá. En los quince minutos que debí estar viéndolos, en ningún momento perdió su gorrito. Una habilidad sorprendente.


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