sábado, 31 de agosto de 2019

Murallas de Jerusalén. Mayo 2019


Paseo por las murallas de Jerusalén

Había leído en algún lugar que había un paseo para ver Jerusalén desde los tejados. Incluso ponía el lugar por donde se accedía, pero lo había olvidado. Observé que una persona estaba paseando por encima de las murallas y llegué a la conclusión de que ese era el paseo que estaba buscando. Busqué un acceso y encontré una puerta giratoria que no permitía acceder, sólo giraba para salir. Pensé que se había bloqueado por algún motivo y a le pregunté a un anciano palestino que estaba por allí. Me dijo que sí, que me podía meter por allí. Vino a ayudarme y no entendió que la puerta sólo girara en una dirección. Con su ayuda conseguí meterme entre un estrecho hueco que dejaban los barrotes de hierro y comencé mi andadura por encima de la muralla contemplando Jerusalén antiguo desde una perspectiva distinta y extraña, pues iba descubriendo campos de futbito, gente ajetreada en calles que permanecían ajenas a mí, tejados con basura olvidada, un mundo ignorado por los que compraban vituallas o recuerdos. Después de un buen rato en el que me encontré a muy poca gente que hiciera el mismo recorrido, llegué a un lugar por donde tenía que bajar obligatoriamente de la muralla o volver hacia atrás. Bajé por una puerta giratoria igual a la que había accedido y que sólo giraba para salir. Enfrente estaban las taquillas en donde debería haber sacado el tique que me hubiera dado derecho a caminar legalmente por encima de las murallas. La culpa de mi incorrección la tuvo la generosidad del anciano hombre palestino. Es la ayuda generacional.

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