sábado, 31 de agosto de 2019

Israel. Los amigos. Mayo 2019


Los amigos.

Cuando les dije a unos amigos que me iba a Israel me preguntaron que si tenía allí amigos. Les contesté que no. Y no era cierto. Tenía muchos amigos, a lo que aún no conocía. Iba a conocerlos. Son amistades breves, eternas en el recuerdo. Con algunas mantendré algún contacto. Con otras nunca sabré de ellas.

Un buen amigo que he dejado es Avi, más anciano que yo, pero jovial, todavía trabaja porque no sabe estar sin hacer nada. Estuve en su casa. Es de esas personas que dicen que su casa es la tuya y es cierto. Nos fuimos a dar un paseo y cuando cerrábamos la puerta me preguntó que si había cogido las llaves, que él no llevaba.

Compartiendo desayuno con Avi en su terraza.
Otro amigo es Javier, un alicantino que el próximo octubre trabajará como percusionista en la orquesta filarmónica de Tel Aviv. Siendo mucho más joven que yo, teníamos tantas cosas en común que parecía que nos habíamos encontrado por necesidad. Sólo faltó que después de tener lecturas comunes, inquietudes comunes, experiencias comunes, ideas comunes de la vida, al despedirme de él lo hice como el anciano lobo estepario y él inmediatamente reaccionó diciendo que si también era seguidor de Hermann Hess, autor del libro “El lobo estepario”, una lectura de mi juventud, que ahora estaba muy alejada de la suya y que no suele darse en gente de su edad. Fue la última coincidencia.
Avi, mi anfitrión sefardí que hablaba algo de
ladino, se levantaba temprano para prepararme
una tortilla a la francesa antes de irse a trabajar.

Tres amigas fueron dos madrileñas y una palentina, dos estudiaban periodismo y otra biología. Estuve poco rato con ellas, pero es posible que vuelva a contactar.

Otra amiga es Iris que vive en Israel pero que es de Zaragoza y creía recordar a mi hija, Tuve una larga conversación en la que hablamos de todo y coincidimos en casi todo. Cuando le dije que llevaba tiempo preguntándome cómo iba a explicar desde mi postura antisionista cuál era la realidad de los judíos y los palestinos en Israel, ella me dio algunas claves y me dijo que también le pasaba lo mismo, que desde su postura de izquierdas y atea era muy difícil justificar a los israelíes.
Algunos amigos más tuve, como Pior, un polaco que es muy posible que me encuentre en cualquier parte del mundo porque va dando tumbos por albergues, haciendo y deshaciendo continuamente su mochila.

Podría no haber visto nada y el viaje hubiera merecido la pena por ir a conocer estos amigos, que ya lo eran pero que nunca habíamos coincidido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario