sábado, 31 de agosto de 2019

Nazaret. Mayo 2019


Nazaret

Escuchando misa en la cueva donde se produjo la Anunciación.
Estando en Israel, quiérase o no, se tiene la necesidad de visitar todos aquellos lugares que forman parte del acervo cultural de nuestra comunidad educados en una cultura cristiana. Nazaret es una referencia necesaria. Nada más llegar me dí cuenta de dos cosas, que mi apreciado sombrero que llevaba conmigo a todas partes para soportar el inmenso calor que hace, a pesar de ser mediados de mayo, lo había olvidado para siempre en el autobús que me había llevado hasta Nazaret y que en la carretera donde me dejó, a unos metros había un Zara, que fue mi primera visita, para aliviar mi vejiga, antes de llegar siguiendo a muchos curas, beatos y creyentes a la horrible iglesia de la Anunciación.

Parece ser que en aquellos tiempos todo pasaba en las cuevas. Ya estuve en la cueva del monte Carmelo y ahora veo que la anunciación del arcángel Gabriel de que María iba a quedarse preñada de Dios también se produjo en una cueva donde estaban oficiando una misa cuando yo llegué.
No lo sabía, o no lo recordaba, que antes de que Gabriel anunciara a María su próxima maternidad, otro ángel le había dicho que se acicalara, que iba a ser visitada por Gabriel. En Nazaret existe otra cueva, sobre la que se ha edificado otra iglesia, creo que de ortodoxos griegos, donde se conmemora la anunciación de la anunciación.
En esta sinagoga iba Jesucristo a la escuela.
Entonces las sillas no eran de plástico. Pero Jesús ya las
preveía.

Y aunque parece que la Biblia no dice nada del asunto, en Nazaret también se puede visitar la sinagoga donde Jesús iba de niño a aprender, porque fue un Dios que tuvo que aprender como todo humano.


En Nazaret aprendí en parte cómo funcionan estas cosas de los días festivos en Israel. Los judíos tienen fiesta desde la tarde del viernes hasta la noche del sábado, es el sabbat. Los cristianos el domingo y los musulmanes el viernes. Como yo estuve en viernes los establecimientos de los judíos, por la mañana, y los de los cristianos estaban abiertos, pero no así los de los musulmanes.

En los puestos del mercado, además de los objetos religiosos que vendían todos, ya fueran cristianos, judíos o musulmanes, también se podían comprar pañuelos, banderas y fotografías palestinas.

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