sábado, 31 de agosto de 2019

Jesulalén. Sanz Briz. Mayo 2019.

Uno de los muchísimos monumentos y recuerdos del horror
del holocausto.

En busca de Sanz Briz

En la Universidad de los abuelos, llamada eufemísticamente de la experiencia, un día nos hablaron de Sanz Briz un aragonés que ayudó a los judíos perseguidos por Hitler salvando muchas vidas. Lo primero que hice en Jerusalén fue visitar un monte Herzl, que estaba a poca distancia de donde estaba viviendo. Todo el monte está concebido como memoria a los sufrimientos del holocausto y como memoria a las personas que ayudaron a los judíos y a los benefactores que contribuyeron a construir este lugar de memoria. Entre todos los árboles, entre todos los nombres, entre todas las placas fui buscando el nombre de Sanz Briz para rendirle mi modesto homenaje. No lo encontré. Era difícil. Lo intenté y eso también me sirve. Me tuvo que servir.

En el monte Herzl, que fue mi primer contacto con Jerusalén, vi las grandes diferencias entre Tel Aviv, una ciudad muy abierta y la Jerusalén nueva, una ciudad en la que en muchos rincones se encuentran estelas, carteles, información que forma parte del adoctrinamiento israelita. Muchas menciones a guerras, a soldados muertos, a enfrentamientos con palestinos, a heroicidades, a primeros colonos,... También lo había en Tel Aviv, pero desde mi percepción en menor medida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario