martes, 30 de octubre de 2018

Kosovo y la eurovisión del barrio bohemio. Serbia


Kosovo y la eurovisión del barrio bohemio. Serbia 24/09/2018

Serbia sigue teniendo un conflicto con Kosovo, que ha declarado su independencia unilateralmente sin que sea reconocido por muchos países. Kosovo es el territorio origen de los serbios y estos lo consideran parte de su país. Restos de la guerra.

España no reconoce a Kosovo y por ese motivo los serbios tienen un especial cariño a España.

En una calle céntrica de Belgrado vi una enorme pancarta escrita en español, con un mensaje un tanto confuso, pero que deduje que era de apoyo a España por no reconocer a Kosovo, que terminaba con la frase “No pasarán”, una frase muy universal en español que he visto escrita y he oído en otros países.

Cerca de la casa donde estoy está el considerado como barrio bohemio de Belgrado: Skadarlija. En el pasado debió ser bohemio, en la actualidad es un barrio de restaurantes, de turistas y de músicos tradicionales.

Camino de casa pasé por el barrio y estaban haciendo un concurso de música tradicional y recitado de poesías, con su jurado, su presentador y su escenario. Me quedé un rato a verlo. Cada grupo interpretaba dos temas y entre intérprete e intérprete, mientras se preparaban los siguientes el presentador hacía de mantenedor. Preguntaba de qué países había turistas. Saludaba unas veces a unos australianos, otras a unos alemanes,… ante la indiferencia del público. Después de varios temas yo le hice saber que era español. Cuál fue mi sorpresa cuando el presentador bajó del escenario, me dio la mano, me preguntó por mi nombre, que para no complicarlo mucho le dije que José, subió al escenario, dijo en español: “Bienvenido José desde España a Serbia”, luego lo dijo en serbio y el público comenzó a aplaudir. Lo relaciono con Kosovo, pero de cualquier forma fue un homenaje de cariño a España.

sábado, 27 de octubre de 2018

Templo de Sava. Belgrado


Templo de Sava. Serbia. 23/09/2018

La casualidad me llevó a que fuera el domingo el día que me acercara al templo de Sava. Detrás de una boda se celebraba otra. A cada una iban los novios, si no mal, y la cohorte de invitados. Luego había una banda de músicos, parecidos a una charanga que rodeaban a algún invitado, le ponían la cabeza como un bombo y no se iban hasta que no soltaba la pasta. Así estaban de boda en boda, de aspecto agitanado me recordó a los participantes que he visto en vídeos en el festival de Guca, también en Serbia.

Todavía están construyendo el templo y el interior, donde está la cúpula más alta de una iglesia ortodoxa, así lo venden, no pude entrar. El exterior, que sí que está acabado es de mármol blanco y la cripta resulta deslumbrante por sí misma, y más aún porque se accede por una sala que está medio en obras. Se bajan unas escaleras y aparece a la vista una sala grande, de mármol, de iconos dorados, resplandeciente que me hicieron tener deseos de afiliarme a la religión de los serbios ortodoxos.

Al salir de la iglesia me esperaba la sorpresa de un espectáculo de música serbia en el que participaba un cantante que debía ser el Manolo Escobar local. La gente se sabía sus canciones y luego lo vi en otros lugares anunciado en fotografías.

miércoles, 24 de octubre de 2018

España y el español. Serbia


España y el español. Serbia. 22/09/2018

Había leído que había muchos serbios que hablaban español que lo habían aprendido a través de fotonovelas y series como “aquí no hay quien viva”. No tuve suerte y no encontré a casi nadie que hablara español. Sí a alguna persona. Kristina vende viajes para paseos en barco y habla un español rápido, atropellado, con alguna falta de estructura, usando sólo el usted para todo, pero con quien se puede llevar una conversación fluida de cualquier tema. Aprendió español después de que un día escuchó a Enrique Iglesias cantar una canción en la que decía “quizás” y se dijo: “yo tengo que saber qué quiere decir eso de quizás” y se fue aprendiendo todas las canciones de Enrique Iglesias y su significado hasta hablar tan bien como habla.

El Instituto Cervantes, que en Belgrado está en el mejor lugar de la ciudad, debería tomar nota de cuál es la forma más eficaz de divulgar el español con el sistema Enrique Iglesias, que igual es el vaughan hispano. En el Cervantes están estudiando español unos trescientos serbios, según me dijeron allí, lo que es una cifra interesante.

domingo, 21 de octubre de 2018

Kalemegdan. Serbia.


Kalemegdan. Serbia 23/09/2018

Desembocadura del Sava en el Danubio.
Por alguna parte he leído que Belgrado ha sido destruida más de cuarenta veces y por lo tanto otras tantas reconstruida. 

Estos serbios parecen moverse muy bien en las guerras. La parte más antigua de Belgrado es una fortaleza conocida como Kalemegdan. Depende por dónde se acceda, porque tiene varias puertas, la sorpresa es encontrarte con unos dinosaurios articulados y poco más adelante con todo un arsenal armamentístico ya en desuso.



El icono de Belgrado.
Las dimensiones del recinto fortificado son enormes. Su recorrido un tanto laberíntico tiene bares, restaurantes, pistas de baloncesto y de tenis, dos iglesias, en su interior y hasta un zoo, entre otras cosas, lo que da una idea de sus dimensiones. Pero sobre todo un espectáculo precioso es ver atardecer desde los miradores que dan a la desembocadura del río Sava en el Danubio. Es magnífico.

A la fortaleza se accede a través de unos jardines que también merecen un paseo. No me bastó con una visita. Volví varias veces a la zona, pero el último día hice como que no había estado para volver a dejarme llevar por todo lo que iba viendo, como si fuera la primera vez.


Una de las puertas de acceso al recinto amurallado.

sábado, 20 de octubre de 2018

La economía que he visto. Serbia.


La economía. Serbia. 22/09/2018

Joven saliendo del contenedor después de
vaciarlo en su carro. su carro.
Vivir en Serbia es más barato que en España cuando se hace uso de los servicios basados en la mano de obra como cuando intervienen camareros, albañiles,… pero en el resto de productos, como pueden ser ropa, tecnología, gasolina,… los precios son iguales o superiores a los españoles.

Los salarios son muy bajos. Un técnico informático puede ganar unos 650 euros y se le considera muy bien pagado. Muchas personas trabajan por 200 euros al mes. 

Existen muchísimos negocios de supervivencia, vendedores de helados o pajaritas en puestos callejeros, tiendas minúsculas que están abiertas las 24 horas del día los siete días de la semana y otros trabajos que es fácil ver que no pueden dar mucho de sí y que llevan muchas horas.

Puesto callejero desplegable
Se ven muy pocos mendigos, en cambio sí que es habitual encontrar a gente que busca en las basuras. Durante todo el día se ve a gente que coge de los contenedores de basura productos que luego revenderá, imagino. Algunos no tienen ningún aspecto de necesitados, van vestidos muy dignamente. 

Uno de los cientos de puestos de
venta de palomitas de maíz.
Hay quienes se meten directamente en el contenedor, van sacando todo lo que les es útil para su economía y hacen de ese trabajo su medio de vida.

Con esa economía, tan precaria para algunos, imaginaba que habría muchas personas haciendo el mimo o la estatua por las calles peatonales para pedir dinero, y en cambio también son muy escasas.

viernes, 19 de octubre de 2018

Ne rasumio. Serbia.


La vuelta de Smederevo. Serbia 22/9/2108

Los autobuses urbanos en Belgrado no tienen cobrador y el conductor te cobra mientras conduce, devuelve los cambios y contesta al teléfono móvil si es menester. En cambio los autobuses interurbanos tienen cobrador, a pesar de que los billetes se compran en la estación. 

Había comprado el billete de ida y vuelta a Smederevo. Había distintos horarios por la tarde para volver en autobús. Llegué a la estación y en ese momento estaba uno a punto de partir, así que me subí en él. Una vez arrancó, a los diez minutos viene la cobradora a pedirme el billete. Le entrego el que había comprado por la mañana para la vuelta. Lo coge, lo mira y me echa una bronca en serbio impresionante. Le miré a la cara y me dije; esta mujer debe tener un problema, ya lo solucionará. 

Me hacía preguntas, pero como no entendía, con toda la sinceridad y candidez posible, a cada pregunta le iba respondiendo “ne rasumio”, (no entiendo). Ella seguía con más preguntas, más gestos y más mala leche y yo con más nerasumios. La pobre mujer debía tener un problema gordo, pero yo no podía ayudarla. Ante tanto nerasumio, una pasajera acudió en ayuda de la cobradora para hacer de intérprete. Se brindó a hablarme en alemán. Yo seguía con el ne rasumio. Luego con el inglés y aunque rasumio un poco, no lograba entender lo que me decía de una tarjeta que me faltaba. Yo lo único parecido a una tarjeta que llevaba era el DNI y eso no les servía.

Me dejaron por imposible, la traductora volvió a ser una simple pasajera y la cobradora se fue atender al resto de pasajeros, que no fueron merecedores de ninguna bronca. Mientras, yo tranquilo seguía pensando que la cobradora tenía un problema, yo no, y no podía ayudarla.

Al cabo del rato, la cobradora hizo algunas anotaciones sobre el billete que le había entregado, me lo devolvió de malas formas, ya no me dijo nada, pero hizo un gesto que yo traduje como: “No hay solución, no sé cómo la familia de este viejo lo deja salir de casa”. 

Como ya no la escuché más en todo el viaje, deduje que el problema que tenía la mujer ya se le había solucionado.

Dos días después supe lo que había pasado. El billete de vuelta debía haberlo validado en la estación de autobuses antes de subir al autobús y entonces me daban otro billete, (la tarjeta de la que hablaba mi traductora). Y lo más grave, son varias compañías de transporte las que hacen el mismo recorrido. Todos los billetes los venden en la misma taquilla. Yo había contratado la ida y vuelta con una compañía y volví con otra de la que no tenía billete. O sea que el problema que tuvo la cobradora lo resolvió muy dignamente.

jueves, 18 de octubre de 2018

Visita a Smederevo. Serbia.


Visita a Smederevo. Serbia 22/9/2108

Smederevo.
Los toneles no válidos para el vino, sirven para venderlo.
Cuando viajo siempre intento ir a poblaciones pequeñas. La vida, igual que ocurre en España, suele ser muy distinta a la de la capital, sobre todo en países con economía más débil. Según los datos oficiales Smederevo tiene unos sesenta mil habitantes. La apariencia es de una pequeña población. Me la recorrí entera, de norte a sur y de este a oeste en un agradable paseo con poco esfuerzo.

Smederevo tiene un recinto amurallado junto al Danubio, que es tremendamente grande. Dentro, un poco ordenada, bien cabría toda la población de la ciudad actual. Se están realizando labores de restauración, pero por lo que visto tienen trabajo para muchos años. En algunas zonas está descuidada y en otras ajardinada. Disfruté recorriendo las murallas por el exterior y luego por el interior. Me estoy enamorando del Danubio. Todo lo que transcurre , vive o permanece a su alrededor me está gustando.

Smederevo. Aprovechando un hueco para
continuar con mis plegarias ortodoxas.
Es una zona vinícola. En el centro de la población en unos tenderetes construidos con grande toneles, se puede adquirir vino. Yo lo bebí en la comida. No es comparable al de Lécera, pero se deja beber. En los restaurantes lo sirven en botellines de 187 c.c., o algo así. Una medida muy extraña.

La ciudad tiene vida e imagino que en el verano mucha más, pues se ven muchos veladores, que estaban vacíos y que imagino que en época de turismo. El paseo lo prolongué mucho más allá de las murallas remontando el Danubio.

Tenía alguna duda sobre su visita, pero me ha agradado y la recomiendo. Está a tan sólo una hora de Belgrado en autobús a un precio de unos cinco euros ida y vuelta.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Smederevo. Serbia.


Smederevo. Serbia. 22/09/2018

Plaza de Smederevo donde venden vino local.
Smederevo es una pequeña población vinícola que tenía previsto visitar. Muy organizado preparé el viaje, con los sitios interesantes para visitar, los horarios de los autobuses tanto de ida como de vuelta, el nombre de la población, porque no es fácil acordarse de tanto nombre extraño para el oído de un viejo español, y me fui a la estación de autobuses. 

Cuando llegué ya se me había olvidado el nombre de la población. Fui a sacar la chuleta con los datos y me doy cuenta de que me la había dejado en casa. Que no la llevaba. Me encuentro en la estación de autobuses sin saber dónde voy. 

Fui a información y le digo al hombre que me atendió que quiero ir a una población de la que no recuerdo el nombre, que está a unos 50 kilómetros de Belgrado y que fue la antigua capital de Serbia. 

El informante se me queda mirando con la cara que uno se queda mirando a un estúpido. Yo insistía con mis explicaciones y él seguía mirándome sin entender nada. Veía que su paciencia se agotaba y al final, en el serbio que todos entendemos me dijo: ”Si tú no sabes dónde coño quieres ir, lo voy a saber yo”. Y es que no sabía dónde quería ir. 

Recinto amurallado de Smederevo que es enorme.
No se me ocurrió buscar un mapa para localizar la población. Pasee por la estación riéndome de mi torpeza e intentando buscar alguna solución, cuando se me acercó una chica que había presenciado la escena del trato poco correcto del informador y me dijo que si podía ayudarme. 

Le expliqué lo que buscaba y llegó a la conclusión de que yo quería ir a Smederevo. Como todos los pueblos suenan parecidos en serbio, le dije que me lo anotara en un papel y saqué el billete a Smederevo, sin saber con seguridad si ese era mi destino deseado. Cuando llegué supe que sí era donde quería ir.

martes, 16 de octubre de 2018

La comida. Serbia.


La comida. Serbia 22/09/2018

De este restaurante me tuve que salir
sin comer por ser incapaz de comuni-
carme con el camarero.
Con estos serbios, yo que estoy muy enseñado, me como todo lo que me ponen. Lo que no sé es lo que me van a poner. Sí que es cierto que en los restaurantes tienen carta en inglés, pero yo que suelo ir a tabernas y lugares donde van los del pueblo, me resulta más difícil saber lo que voy a comer. En Zemun descubrí que había una especie de menú del día. Lo pedí y yo que no suelo comer carne, me comí como un bendito las salchichas que me sacaron de segundo. Se come muy bien por muy poco dinero.

Para no llevarme sorpresas abuso de los puestos callejeros, que ofrecen una comida muy buena y muy barata. Como nadie me explica el contenido, me he comido berenjenas seguidas de un dulce y un trozo de pizza que era lo único que me resultaba familiar.
En este puesto callejero tuve la
oportunidad de comprar jinjoles.

Lo que nosotros llamamos beicon, aquí
le llaman panceta. Qué curioso.
También compro comida preparada en los supermercados y luego me la como en casa. Es barata y muy buena. En un supermercado, la tendera me debió ver la cara de pardillo y cuando le señaló lo que quería, me miró y en inglés me dijo: ¿pero sabes lo que te vas a comer? Yo mirándole a los ojos como un niño que ha cometido una pequeña pifia, moviendo la cabeza le dije que no, me explicó el contenido y entonces sonriente le dije: “Ah bueno, entonces sí”.
Después de la comida que no falte el
chai (té) con leche.

Otra forma de comer es ir a los restaurantes donde venden la comida cocinada a peso. Ves todo lo disponible, vas señalando lo que quieres y la cantidad, te lo van pesando, te lo sirven en un plato, pagas exactamente por la cantidad pedida y a la mesa a comer.

lunes, 15 de octubre de 2018

Zemun. Serbia.


Zemun. Serbia 21/09/2018

Me encontré esta curiosa tienda
En Zemun vi este recuerdo a
los muertos en la última guerra
de los Balcanes.
A unos quince kilómetros de Belgrado está Zemun, es un antiguo pueblo de pescadores (de río) que ahora vive del turismo, al que se llega por bus urbano. Tiene su encanto la parte vieja, que está en cuesta y apenas es visitada por los turistas, que prefieren quedarse en la zona desarrollada junto al Danubio que está llena de terrazas como cualquier localidad costera. Si no fuera porque después del agua del Danubio ves la orilla del otro lado del río bien podría pensarse que estás en el mar.

En esta localidad he visto los váteres callejeros más atómicos de mi vida. Había uno junto a la orilla del Danubio. Estaba cerrado. Una mujer y un hombre esperaban. Hice cola. Se abrió la puerta y salió una mujer. Como vi que las otras personas que esperaban no entraban, deduje que la estaban esperando y me metí yo. Vaya bronca que me llevé en serbio. Ese serbio que está al alcance todos los que no lo hablamos. Que cómo se me ocurría meterme, que si no sabía esperar mi turno, que así no funcionan las cosas,… Pedí disculpas y me salí. Pero no entró nadie. Miraba perplejo sin entender. La puerta se cerró y todos esperando. 

Este es el váter. Se entrevé el
hombre que quería engañar al
ojo atómico, pero tuvo que
salir.
Parte alta de Zemun con el Danubio al fondo. 
El váter tiene un ciclo de desinfección después de cada uso. Uno entra, hace sus necesidades, se lava, se seca, se asea, pulsa un botón y sale a la calle. La puerta se cierra y comienza a girar el interior del váter, se limpia todo y se desinfecta. Con unas luces en el exterior te va indicando cuál es el proceso de desinfección, y tú mientras meándote. Las dos mujeres se fueron. El hombre que hacía cola entró sin esperar el proceso, pero el váter es sumamente inteligente y con voz robótica le dijo en serbio que saliera, que no había realizado la limpieza. El hombre, que debía mearse se escondió a un lado para que el ojo del váter no lo detectara. No le sirvió. Le insistió que saliera. Aún intentó un nuevo engaño pero no coló. Tuvo que salir, apretar una pierna contra otra para evitar mearse a las puertas del váter más atómico del mundo y esperar a que el juego de luces se pusiera verde. Por fin pudo mear. Yo esperé toda la desinfección y después de un buen rato también pude orinar en un váter impoluto.

domingo, 14 de octubre de 2018

Danilo. Serbia 20/09/2018


Danillo. Serbia 20/9/2018

Danilo
Lamento no tener una foto juntos.
Vivo en casa de Danillo y su pareja Slavica. Danillo trabaja para una empresa americana que se relaciona entre sus empleados de todo el mundo por internet. Le sale más barato pagar a un serbio que a un americano. Tiene unos horarios de trabajo extraños, porque depende de la hora del país con el que tenga que comunicarse. Dentro de sus horarios ha encontrado un hueco para acompañarme a correr.

Hemos acabado los dos agotados. Ha sido una experiencia fabulosa. El recorrido ha sido por un trazado junto al Danubio hasta la isla de Ada Ciganlija. Precioso. Inmejorable la compañía. 

Danillo chapurrea el español. No es suficiente para entenderse, pero sí para reírnos. El español que sabe lo aprendió con un zaragozano que tenía un bar para el que trabajaba. Construir frases le cuesta, pero en cambio, de vez en cuando estamos hablando en una mezcla de hispanoserbioinglés y te dice: ”Quiero Colgate. Y yo escupite y matate”. Luego te suelta: “Ande yo caliente y ríase la gente”.

En la conversación, en un momento se para y se pone a cantar la canción de Paco Ibáñez “El lobito bueno” de José A. Goytisolo, hasta llegar a la palabra cordero. Y es que quería hablarme de la gente que va como corderos, no se acordaba de la palabra en español y cantando la canción la recordó.

Danillo es sumamente hospitalario. Se desvive tanto por uno que se pasa con las explicaciones. Si algo está pasando la calle a la derecha, son tantas las explicaciones que da, dónde debes mirar, qué edificio te vas a encontrar a tu derecha, a tu izquierda, qué motos suelen estar aparcadas en la zona por donde vas, que luego cruzas la calle, das dos pasos a la derecha y cuando llegas piensas que te has equivocado, que no puede ser que sea tan sumamente fácil.

sábado, 13 de octubre de 2018

Sorpresas arquitectónicas. Serbia. 20/09/2018


Sorpresas arquitectónicas. Serbia. 20/09/2018

Paseando por zonas céntricas de Belgrado, de repente te encuentras una puerta abierta a la calle, que no da a una casa, sino a un grupo de casas. Son casas de una planta, con calles estrechas y generalmente mal cuidadas y tortuosas, pero que para mí tienen su encanto. Son como diminutos barrios dentro de zonas con edificios altos. Pequeñas comunidades, que parecen de gente muy humilde, como si no tuvieran posibilidades de especular con su suelo. 

Me he interesado por su origen y resulta que está en la segunda guerra mundial. Las manzanas de casas que fueron bombardeadas, dejaron parte de su estructura exterior y el interior fue ocupado por familias humildes que no tenían nada y allí construyeron sus casas, en un terreno que no era de su propiedad. 

Estas casas y calles están dentro de otro edificio.
Finalmente la situación se legalizó y pueden vivir en esas casas, aunque no son propietarios del terreno y los antiguos propietarios y los actuales usuarios tienen problemas para venderlo, si lo deciden.

Siguiendo una línea parecida, cerca del Bulevar Déspota Stéfana, que es por donde yo vivo, hay un pequeño acceso a un patio interior que es enorme, alrededor del que se han instalado bares donde acude la juventud de Belgrado. Está situado junto al conocido barrio bohemio de Skadarlija y es concurrido por la juventud local y mucho menos por los turistas.

miércoles, 10 de octubre de 2018

La misa. Serbia.


La misa. Serbia 21/9/2018

Ésta y la de abajo son dos iglesias
que están situadas en el Belgrado antiguo.
Imprescindible su visita.
Estaba paseando por la parte más antigua de Belgrado, donde estaba el Belgrado original, viendo la desembocadura del Sava en el Danubio, cuando escucho unos cánticos que me evocaron a los gregorianos. 

Sigo el sonido y llego a una iglesia donde estaban celebrando una ceremonia religiosa, una misa ortodoxa serbia. Así que entré para ver los ritos por los que complacen a Dios, y escuchar los cánticos. Los cánticos me sedujeron. Estuve a punto de pedir el ingreso en el convento. Voces de hombres que iban desde las más agudas y afeminadas hasta las más graves. 

Ésta y la de arriba son dos iglesias 
que están situadas en el Belgrado antiguo. 
Imprescindible su visita
 El interior de la iglesia era un espacio abierto con sólo unas pocas sillas en los lados junto a las paredes laterales. Entré y por estar más cómodo me senté en la primera silla que vi libre a mi izquierda. Estaban todas desocupadas porque los feligreses estaban en el espacio abierto pasando en fila a besar un cristal. No llevaría ni un minuto sentado cuando una mujer mayor gritándome me dijo en un serbio que entendí sin traductor que me fuera de allí, impío pecador y ultrajador de la religión serbia. 

Me levanté rápidamente dispuesto a irme, pero vi que con el dedo no señalaba la salida, sino las sillas del otro lado. Enseguida lo comprendí. Me había ido a sentar en la bancada de las mujeres. ¡Qué osadía! Ya en mi sitio, en compañía de seres barbados, fui haciendo lo que ellos hacían para no molestar. Se pusieron en fila mirando al centro, yo hice lo mismo y pasó un sacerdote con su incensario dándonos a cada uno nuestra ración de aroma, que es la misma que la de las iglesias católicas de España. 
Aunque no se aprecia en la fotografía
las lámparas están fabricadas con
casquillos de bala.

Con tanta devoción y misticismo alcé mis ojos al cielo del recinto y cuál fue mi sorpresa al descubrir que las lámparas que nos alumbraban estaban hechas con casquillos de balas. Imagino que habían servido para acercar a algún ser humano con presteza a Dios.

Al final de la ceremonia, en vez de repartir hostias, daban un puñado de unos cubos que los feligreses comían como si fuera un merienda. Generosos.

martes, 9 de octubre de 2018

Los tatuajes. Serbia 19/09/2018


Los tatuajes. Serbia 19/09/2018

Como no tengo foto de tatuados.
Paseando por Belgrado me ha llamado la atención que casi todas las pieles tienen olor y pigmentación a piel. Pieles de humanos con las que disfrutarían los desolladores. Pieles lisas, con sus pecas, algunas, con sus rugosidades, sin escrituras en chino con mensajes tipo “me cagüen tu puta madre”, aunque el que la lleva lo traduzca como “la espiritualidad nos une a todos”. 

Hace poco vi en internet una fotografía de un chino que se había tatuado en el pecho un mensaje con caracteres latinos (nuestro exotismo, su exotismo) el siguiente texto: “Bocata de calamares”. Imagino la cantidad de tatuados que llevarán en la pierna: “arroz tres delicias”.

Ver las pieles sin tintar me produce serenidad. Mensajes por los edificios, en los escaparates, en las paredes empapeladas, en la prensa, en el móvil,… frente al mensaje de la piel sin tintar no tiene comparación.

Como son modas, todo llegará y posiblemente antes de que alguien lea este comentario ya se habrá extendido el sentimiento de pertenecer a la ola que impera.


Hace unos días vi a una señora mayor con tatuajes de estos que sólo son figuras geométricas y como todo obedece a modas, dentro de unos años, cuando los jóvenes hoy tatuado sean viejos, los jóvenes los verán como algo propio de vejestorios y se impondrá la moda de las pieles como hoy llevan la mayoría de los serbios.


lunes, 8 de octubre de 2018

Los cementerios. Serbia.


Los cementerios. Serbia 19/9/2018

Quien me conoce, o me ha leído, sabe que generalmente hay dos visitas que no suelo perderme en los lugares que visito, los supermercados y los cementerios. Últimamente visito más los supermercados porque los cementerios me dicen cada vez menos. 
Tumba en la que falta la fecha de la muerte
y la inquilina.

Panteón familiar en la que espera a Dragana
que nació en 1952
Sin querer, hoy, paseando sin rumbo me he encontrado un área de cementerios en Belgrado. Dos cementerios judíos, un cementerio ortodoxo y otro cementerio donde están enterrados los soldados franceses que lucharon contra los alemanes. Un cementerio muy militar, sobrio, con cruces blancas, todas firmes, en formación, dispuestos a escuchar la orden para salir en combate. Sólo que el general que los dirige también está muerto y no tiene voz para ningún “ar”. Mientras les deja estar en la postura de descanso. Descanso eterno.

Del cementerio ortodoxo, nada de particular salvo el hueco que se tienen reservado los vivos. Todos, aunque sea de forma figurada por aquello de las incineraciones, tenemos nuestro lugar entre los muertos, pero muchos serbios, estando vivos tienen ya su huequecito. 

Es muy común encontrar lápidas familiares en las que también está grabado el nombre, la fecha de nacimiento y la fotografía de la persona que ocupará ese espacio cuando muera. Sólo falta una fecha.

Cementerio de los soldados franceses que lucharon por la
liberación de los serbios, ordenados descansando armas.
Un día tuve la idea de preparar la tumba donde reposarán mis cenizas. Todavía estoy en ello, aunque lo llevo bastante avanzado. Alguna vez me siento junto a la que será mi tumba para hablar con el yo que no seré cuando esté muerto. Pensaba que era una cosa sólo mía, pero está visto que te copian las ideas años antes de que se te ocurran.


domingo, 7 de octubre de 2018

Lo encontrado en Serbia


Lo encontrado. Serbia 18/9/2018

A fuerza de tener presente en la memoria la guerra de los Balcanes, uno piensa encontrar rastro de ella. La procesión irá por dentro en algunas familias, sin duda, pero aunque veinte años no son nada, la vida es la misma que la de cualquier otro ciudad europea, gente alegre, con sus móviles, sus modas, sus risas y cervezas. Nadie puede deducir paseando por las calles de Belgrado que han vivido recientemente una guerra. Sólo, como un Belchite serbio, se guardan los restos del edificio de la televisión o del Ministerio de Defensa que fueron bombardeado por la OTAN. Los defensores de la libertad destruyendo la comunicación. Cosas que pasan cuando la comunicación es simplemente propaganda. Que cada uno saque sus conclusiones.

Recuerdo del bombardeo de la OTAN al Mº de Defensa
Apenas he hablado sobre la guerra, pero sí que me he dado cuenta de que se lleva con normalidad. Es algo del pasado. Hablaba con un grupo de hombres de unas granadas (de las de comer) que eran muy buenas porque procedían de Montenegro, por si no conocía Montenegro, me matizaron de la YU, que es como denominan familiarmente a la desaparecida Yugoslavia.

Excesiva normalidad, la que he visto. No se trata de que deban estar sufriendo, pero me da la impresión de que detrás de la normalidad está el olvido y quien olvida es capaz de repetir con facilidad los mismos errores y horrores.

Viaje a Serbia: motivos.


Viaje a Serbia: motivos. Serbia. 18/9/2018

Museo militar en en Belgrado antiguo
Estoy en Serbia, en Belgrado. ¿Por qué?, ¿y por qué no? El motivo de mi estancia arranca en la última guerra civil española (1936-39). No había nacido. A lo largo de mi juventud y ya de mayor, como a gran parte de mi generación me marcó mucho la guerra. Conocí a gente que estuvo en el frente y a revolucionarios que luchando contra tirios y troyanos creyeron que construir otro mundo era posible; anarquistas. Cuando perdieron la guerra, en mejores o peores condiciones, los derrotados fueron acogidos por gentes de otros países. A esta gente, que consideraba de los míos, les ofrecieron una nueva vida lejos de la dictadura de Franco. Me consideraba en deuda. En 1992, cuando estaba teniendo lugar la guerra de Yugoslavia, creí que era el momento de pagar la deuda.

Símbolo de la resistencia de Belgrado
Siempre he considerado que la solidaridad la ejerce uno, no puede delegarse. No pedí que el gobierno español acogiera a refugiados. Yo acogí a una familia de yugoslavos que querían salir de la guerra. Me puse en contacto con ellos, no los conocía de nada, fui al notario con sus datos y firmé un documento en el que me hacía responsable de su manutención, mientras no tuvieran medios, y de todos sus actos, incluidos posibles delitos. Un matrimonio con su hijo llegaron a mi casa en octubre de 1992. Les busqué trabajo, se independizaron y años después se fueron a América para tener un trabajo acorde con sus profesiones.

La familia a la que acogió mi familia era yugoslava en el sentido más estricto del término. El padre es croata, la madre serbia y el hijo bosnio. Ahora tienen pasaporte americano.

Hace menos de veinte años que finalizó la guerra y quería estar en Serbia, para vivir Serbia.