domingo, 25 de enero de 2015

Cuba. De Trinidad a Matanzas (31 de octubre 2014)


Lo de la derecha es el arroz extendido en la carretera para que
se seque. Los coches pasan por encima cuando viene otro de
frente.
Resulta bastante cómodo moverse por Cuba con taxis compartidos. Te van a buscar a casa, más o menos a la hora acordada, y te llevan hasta tu destino, si lo sabes. Yo como no sabía dónde me iba a hospedar llegué hasta el centro de la ciudad.

Los desplazamientos también son interesante, por la sucesión de paisajes, la sucesión de pueblos con construcciones similares pero donde se podía apreciar la riqueza por los mejores acabados exteriores.

Pasamos por una zona de abundantes cocodrilos, que huyen de la gente y pasamos por encima de kilómetros de grano de arroz extendido sobre el asfalto. Los agricultores extienden el arroz sobre el asfalto, ocupando la mitad de la calzada, circulando los coches por la parte libre, excepto cuando se cruzan con otro que circulan por encima del arroz extendido.
Son lo secaderos cubanos. Siempre sorprendido.

Con música y ron, ambos generosamente tomados, se hace
corta la espera de la madrugada.
En Matanzas me esperaba la agradable sorpresa de un concierto de música de un grupo de jóvenes que resultaban encantadores por la candidez de su pubertad. La actuación estaba programada para las cinco de la tarde, pero no comenzó hasta que llegó un autobús urbano con unos interesados en verlo, unas treinta personas, pasadas las seis y media. Es el sentido del tiempo, de la espera, de las colas cubanas. Es otro ritmo.

La noche acabó con otro concierto que inició un trovero, Ernesto Pita, que dijo que venía de actuar en España y un dúo acompañado de bajista y percusión, del que no tomé el nombre que fueron muy buenos y de lo más innovadores de lo que he escuchado en música, con una habilidad portentosa a la hora de manejar las guitarras.



Con un ron y la música, pasada la medianoche, acabé la jornada alojándome en casa de Alma, que es un lugar recomendable, de la poca gente profesional que se encuentra en los alojamientos particulares.

Trinidad (Cuba). Subida a Tapones.


Había oído que ir a Tapones era una excursión interesante. He buscado una bicicleta de alquiler, pero al decir que era para subir a Tapones, todos me han dicho que estaba loco y que era imposible. Claro y eso es lo que hace falta que alguien me diga para intentarlo.
Con mis amigos "hidratantes" cubanos. La sudada es evidente.

Me han traído una bicicleta, que se suponía que era lo mejor que tenían para tamaña aventura. Era como la primera bicicleta que tuve a los doce años, pero con toda la carga del tiempo y del óxido pasado. No he querido ni montarme en ella. He estado buscando sin suerte, todas eran parecidas, o las que tenían cierto aspecto saludable no tenían frenos. Me he dado por vencido y me he dispuesto a pasar el día en Trinidad. Pero veo a un chico con una bicicleta más o menos en condiciones, se la he pedido, aquí todo es posible, no era suya y me ha llevado a hablar con el dueño, que se dedicaba a alquilarlas, y me la ha alquilado.

Manglares junto a la playa caribeña.
Era tarde y el sol estaba dando de lleno cuando he comenzado la ascensión, realmente dura. No he llegado hasta el final. Me he parado en una zona denominada “El Mirador” habiendo tenido que ir a pie los últimos metros. Quizás pudiera haber subido hasta el final de haber comenzado a primera hora de la mañana, pero con el calor que hacía y sin agua me ha resultado una misión suicida.

Estando descansando en El Mirador, ha llegado un grupo de cubanos que inmediatamente se han puesto de acuerdo en calificar de locura el haber llegado hasta allí en bicicleta. Uno de ellos llevaba una caja de zumo en la mano y con la otra me ha ofrecido un vaso lleno, que yo creía de zumo, me lo he bebido con cierta avidez y casi reviento era casi todo ron. No lo había hecho para gastarme una broma, sino que era lo que ellos estaban tomando. Luego me han dado zumo sin ron.

Para completar la jornada en bicicleta me he ido hasta una zona de playa con manglares en sus inmediaciones, muy bonita. La llaman

península del Ancón. El guardia de turno me ha pedido un dólar para tener derecho a amarrar la bicicleta a un árbol. Me he echado un baño y me he vuelto a casa. Estaba cansado. He bebido varios litros de líquido y creo que aún me falta alguno más.


Otra colombiana que habla maravillas de Colombia.


La imagen que tenemos de Colombia en España parece distorsionada, como si sólo hubiera guerrillas y narcotráfico.

La familia Naranjo, a la que conocí en Nueva York, me hablaba de lo bien que se vivía y lo maravilloso que es Colombia. A menudo me invitan a ir.

Compartiendo infusión y charla con Griselda en su casa de Trinidad
Ayer conocí a Griselda, una abogada pensionada (jubilada) que viaja sola por el mundo porque según ella dice no tiene con quién viajar. A veces invita a su hermana o a alguna amiga para compartir aventuras. En Cuba está sola. Es menuda y muy resuelta, dispuesta a acabar con su fortuna antes de que le llegue la muerte, que parece muy lejana. Somos vecinos en Trinidad y compartimos experiencias de viajes y una infusión hasta la media noche, después de más de dos horas de charla.
Quería ir a Tapones, parece ser que uno de esos lugares que hay por el mundo en los que se concentran energías. Energías, que según me ha contado Griselda tienen como base el color violeta.
Casualmente yo también tenía intención de ir allí, pero simplemente por el paisaje. Desconocía esas teluricadas.


He sabido por la tarde que no había podido ir y que me andaba buscando, pero ya no hemos coincidido. Es posible que el próximo encuentro sea en su casa de Bogotá.  

sábado, 17 de enero de 2015

Cuba. Estamos bloqueados.


El bloqueo de Estados Unidos a Cuba es un recurso para explicar cualquier problema interno. Soy de la opinión de que se levantara, en pocos meses se hundiría el régimen castrista. No tendrían demonio.
Una enfermera cubana muy simpática me decía ¿bloqueo? ¿No es el gobierno cubano el que bloquea el acceso a internet? A los jóvenes les desespera saber que el resto del mundo puede estar en contacto a través de internet y ellos no.

Me sumé a los cubanos que intentaban robar una señal de 
internet. Ellos eran mucho más hábiles, parecían ver por dónde
iban las ondas. Yo me quedé sin poderme conectar, pero todos nos
lo pasamos en grande.
Los hoteles para turistas tienen internet. Alguno tiene wifi, pero en al menos uno de Trinidad que tiene wifi, tienen prohibido el acceso a cubanos. Segregar a los propios cubanos en Cuba en beneficio de los turistas es algo así como ser xenófobo con los propios. Ridículo como el régimen. 

Todas las noches, en una plaza, frente a un hotel de Trinidad se juntan una docena de cubanos que intentan arañar unos rayos de wifi para poder recibir correos, ver qué pasa en el mundo, ponerse en contacto con amigos de otros países, y también ver pornografía.


Es una imagen patética con los cubanos levantando los móviles para intentar conectarse. Estar hasta las tres de la mañana porque es muy poca la señal y se cae continuamente y luego a las ocho entrar en el trabajo. Tienen tanta necesidad de libertad que parece que sacan la cabeza del mar para evitar ahogarse.

Cuando publico esto el bloqueo parece que está llegando a su fin. Personalmente deseo el fin del bloqueo por lo que supone de mejora para la vida de los cubanos y porque estoy seguro de que significa dar las primeras paladas para cavar la cuba de la dictadura militar hereditaria del castrismo.

domingo, 4 de enero de 2015

Cuba. Senderismo por Trinidad.

Una de las extrañas personas que habitan en
Pica Pica, cerca de Trinidad, desplumando un pollo.
Nada más llegar a Trinidad he dejado las cosas en la habitación, me he puesto el pantalón corto y he preguntado en la casa dónde me podía ir andando. Me han dicho que había una cascada muy bonita, pero que no debía ir andando sino a caballo. Les he dicho que si un caballo podía ir yo también, les he preguntado dónde podía tomar el camino y me he puesto a caminar. Posiblemente haya sido la única persona que haya ido andando, porque todos los que encontraba por el camino se asombraban y me insistían que debía ir en caballo. No ha sido mucha la distancia, unos ocho o nueve kilómetros de ida y luego volver.

He pasado por un lugar denominado Pica Pica donde vivía una extraña familia que al verme caminando se ha dispuesto a ensillar el caballo para llevarme. Cuando les he dicho que quería llegar andando, me han asegurado que no podría llegar, que mejor me fuera por otro lado a un lugar denominado el Rancho. Era una familia siniestra, con machete al cinto (es lo habitual en el campo), con el comportamiento típico de las personas que viven aisladas, hurañas. No iba a discutir con ellos y me he ido donde me habían dicho. Allí he preguntado y me dicen que no les haga caso y pase por donde ellos están si quiero llegar a la cascada.

Al final de la caminata estaba la refrescante recompensa.
Con cierto temor, viniéndome a la mente la posibilidad de ser la víctima del Puerto Hurraco cubano, me he encaminado otra vez hacia su propiedad, pensando en cómo reaccionar cuando me volvieran a ver pasar. No ha pasado nada. Esta vez me han indicado el camino correcto, en el anterior encuentro me habían indicado otro, he pasado y he llegado a un lugar donde el guardia de la cascada cobraba cinco euros por ir a verla.



La senda que llega hasta la cascada y las pozas que hace son bonitas, he echado un baño, he estado hablando con Flo, un francés bastante alocado y de vuelta a casa. 
Un colombiano le ha gustado el pullovercito (camiseta) que llevo puesta y me ha ofrecido a cambiio la suya, unos puros y los daikiris que quisiera. No ha habido trato. Eso debe ser el inicio de mi buena suerte porque por el camino he encontrado dos herraduras. Algo normal porque hay más caballos que jinetes y muchos más que andarines. Lo difícil es encontrarse un zapato.

Aún no he visto Trinidad, salvo en la que hoy es mi casa.

Cuba. 29 de octubre 2014, camino de Trinidad.


Este ha sido mi estupendo casero en Cienfuegos. Muy preocupado
por tenerme contento y porque no me perdiera con mi rebeldía.
Su nombre Miguel y su mujer Teresa. Si vas por Cienfuegos es una
buena referencia. 
Mi casero se preocupa mucho por mí. Como sabe que no voy a coger el autobús en el que van los turistas y él me recomienda, antes de las ocho de la mañana se ha acercado hasta la estación para ver si me encontraba un taxi decente, aunque sea compartido, dejando aviso de que si había alguno que iba para Trinidad que pasaran por casa a buscarme. 

Agradeciendo el interés que se ha tomado y que me tiene como un hijo un poco rebelde, para no decepcionarle, antes de que viniera nadie ya me he despedido y me he ido a buscarlo yo dispuesto a esperar leyendo un buen rato. 

Pero en dos o tres minutos entre todos los taxistas me han encontrado lo que debe ser el sueño del que viaja en taxi. Me han proporcionado un taxi lujosísimo, para mí sólo y al precio del compartido. Resulta que al taxista le estaban esperando en Trinidad unos extranjeros para llevarlos y debía irse inmediatamente, si además sacaba seis dólares, miel sobre hojuelas, así que me ha llevado, él encantado y yo muchísimo más. Sobre las once y media de la mañana ya estaba en mi nueva casa.

jueves, 1 de enero de 2015

Cuba. El borracho redimido.


Esta es la iglesia abarrotada en una celebración
nocturna
Había decidido que esta iba a ser una noche tranquila, he paseado por lugares huyendo de encontrarme con los muchos amigos que tengo para no hacer demasiado tarde, porque mi intención era irme a casa pronto y pasar un rato leyendo antes de acostarme.

Todavía tenía una última experiencia que vivir. Primero me había sorprendido ver sobre las diez de la noche una iglesia totalmente abarrotada. He preguntado y era una misa en honor a un determinado santo del que he olvidado el nombre. La experiencia religiosa todavía no había acabado. Sigo por Cienfuegos, en calles apenas iluminadas y escucho voces, cristos que se nombraban muchas veces, redenciones, pecadores y palabras semejantes. Apenas distingo bultos de personas a unos diez metros de mi. Para que no me lo cuenten me acerco y estaban tres personas exorcizando a un anciano borracho que lo único que conocía del Nuevo Testamento era las bodas de Cana. 

Algunos de los que estaban observando aseguraban que habían visto salir al diablo y yo doblemente sorprendido por tal afirmación y por la buena vista que tenían los que lo habían visto salir pues no se veía nada hasta estar encima de los protagonistas.  Los cristianos no debían estar muy seguros de la salida del diablo porque no cejaban en su insistencia. Le llamaban a encontrar el buen camino, le abrazaban y cuando le soltaban se caía de la cogorza que llevaba. 
En esta oscuridad vieron salir al diablo
y redimieron al borracho.


Yo pensaba que hacía falta algo más que exorcismos para recuperar al borracho, pero tanta ha sido la insistencia que al final ha reaccionado, se ha puesto a llorar, a pedir perdón y a hacer propósito de enmienda. Los cristianos le abrazaban, le daban la bienvenida al mundo de Cristo y no paraban de decirle lo mucho que le querían.


Debo confesar que si me emborracho creo que no estoy preparado para esto.

Cuba. Disidentes detenidos.


Ya he apuntado que el día 28 de octubre es medio fiesta en la enseñanza cubana porque se celebra el aniversario de la desaparición de Camilo Cienfuegos, un revolucionario. Todos los escolares, obligatoriamente, incluidos los universitarios, tienen que rendir homenaje a Camilo en manifestaciones.

Chicos, con el uniforme de su colegio, volviendo de la manifestación
en recuerdo de Camilo Cienfuegos. Como nunca se encontró el
cadáver y supuestamente desapareció en el mar, lanzan flores
al mar. 
En Cienfuegos además de los que rendían homenaje aparecieron otros cubanos que estaban hartos del régimen y comenzaron a proferir gritos contra la dictadura castrista. Inmediatamente fueron detenidos. He hablado con dos que vieron los hechos, aunque les sorprendió tanto y la reacción de la policía fue tan rápida que sólo oyeron los gritos y vieron cómo se llevaban a varios, entre tres y cinco. Otro, por la noche, me dijo que habían sido más.

Todos coincidieron en cuál es el protocolo a seguir, les dan una paliza, los tienen treinta días incomunicados y luego los llevan ante la justicia. No puedo afirmar que sea así, pero todos lo tenían muy claro.

De estos hechos no da cuenta la prensa nacional, ni llega a oídos de ningún otro medio de comunicación. Posiblemente el mío sea el único testimonio escrito de lo ocurrido.


Qué casualidad que esta misma noche me he encontrado a Miriam, la chica con la que estuve discutiendo en La Habana sobre las bondades del régimen cubano. Se lo he comentado y le ha quitado importancia. Seguro que si a ella la detuvieran por gritar abajo Rajoy tenía otra actitud. Hipocresía.