domingo, 18 de agosto de 2019

La torre de Babel de Petra


La torre de Babel e Petra. Mayo 2019.

Para entrar en Petra tienes que pasar por taquilla. Unos sesenta euros la entrada de un día. Por lo tanto Petra es una ciudad museo en la que sólo hay turistas. Los únicos lugareños son los que trabajan para los turistas. La mayoría de turistas van en grupos organizados con su guía con su bandera que se va abriendo paso por entre la gente. Para quien va de verso libre como yo resulta interesante ir escuchando explicaciones en todas las lenguas, aquí coreanos, al otro lado chinos, muy cerca un grupo de argentinos, unos pasos más adelante ingleses, detrás unos alemanes y así un montón de lenguajes distintos.

Edificio denominado Monasterio de Petra, a donde no todo el mundo llega.
La de veces que me he acordado de la mala leche de Dios que porque unos hombres intentaron hacer una torre que no llegaba a la décima parte de cualquier rascacielos actual confundió a todos haciéndoles hablar lenguas distintas. Con lo cómodo que hubiera resultado dejar el español para todo el mundo, con lo fácil que es de entender y hablar.

Yendo por Petra una pareja iba unos metros detrás de mí hablando en inglés. En un momento la chica dijo en español: “ya no puedo más, déjame hablar en español”. Su compañero se quedó callado y mirándola sin contestar, yo que me había girado al escuchar la expresión que me sorprendió y vi la expresión callada del compañero, le dije: “yo te dejo”. Nos reímos y me explicó que hablaba perfectamente inglés porque vivía desde hace tiempo en Londres, pero con el calor que hacía en Petra le suponía un esfuerzo añadido hablar en inglés y aún sudaba más. Necesitaba hablar en español para relajarse y durante un paseo estuvimos hablando de vida y milagros de cada uno en la torre de Babel de Petra.

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