martes, 27 de noviembre de 2012

Vuelta a tocar el tambor


Cuando fundaron por segunda vez Buenos Aires tenían que elegir un patrón. Metieron todos los nombres de los santos en un saco y un niño extrajo el que debía serlo. Salió san Martín de Tours. Los españoles no consintieron que un santo francés fuera el patrón, así que volvieron a pedirle al niño que sacara otro y volvió a salir san Martín, vuelta a empezar y volvió a salir san Martín. Los españoles tuvieron que doblegar su orgullo porque vieron que los cielos y los santos no admitían otro patrón.
En noviembre se conmemora este acontecimiento con desfiles, bailes, trajes tradicionales y soldadesca española que representa a los colonizadores.
Todo discurre en la Plaza de Mayo,  la famosa plaza de las madres que aún siguen yendo los jueves y que ahora está ocupada por una vindicación de soldados que lucharon en la guerra de las Malvinas a los que el gobierno no reconoce su condición de combatientes. Una vez más las guerras y las guerras de las guerras y las guerras que dan las guerras. Llevan cinco años acampados en la plaza y cuando estuve yo habían iniciado una huelga de hambre hacía veintiún días.
Entre la gente, que cerca de los combatientes sin reconocimiento, celebraba a san Martín estaban los que vestidos de militares llevaban sus tambores. Tenía que ser, tenía que hacerlo, así que me toque un redoble alcañizano para dejar constancia de que doscientos años después todavía había un español tañendo tambores, esta vez de paz y amistad.
Entre los actos había juegos tradicionales. Juegos que eran los que tradicionalmente se jugaban en España hace doscientos años, como la taba, la rana, la herradura,… que ahora se han perdido y que los pueblos indígenas siguen conservando.

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