lunes, 5 de noviembre de 2012

Mochilero de nuevo


Este es todo mi equipaje para viajar por el mundo.
Muchos no entienden cómo en esa pequeña
mochila (del Tragamillas) cabe tanto.
De vuelta a Auckland no tenía dónde dormir. Así que he mirado una habitación individual en los primeros alojamientos que me he encontrado. No tenían. Un neozelandés me ha venido, son muy amables, y me ha preguntado que si me podía ayudar. Estoy buscando algo para dormir esta noche. No te preocupes, yo te llevo. Con paso decidido me ha ido guiando por diversas calles. Mi guía iba con un carro de los super y una maleta dentro. Hablando me ha preguntado por dónde vivía habitualmente y le he dicho que en España, aunque la pregunta era tonta, le he dicho ¿y tú? Y me ha respondido que en la calle. ¿En la calle? Si, desde hace unos meses, a la vez que iba saludando con cordialidad a otros que vivían en la calle con afabilidad.
Me ha guiado hasta un albergue de mochileros. He pedido una habitación individual y no tenían. Como no tenía ganas de ir buscando más le he dicho que compartida. Y he tenido como compañeros de habitación a tres chicos y dos chicas. Un ambiente de olorcillo controlado a pies y cierto aire de camaradería con el abuelete. Un chileno que estaba en la habitación me ha informado de todo lo que podía ver en Chile cuando vaya. Me ha contado sus aventuras por Australia, donde está trabajando desde hace un mes en una plantación de kiwis. Me ha dado también instrucciones de cosas que hacer en Auckland, aunque ya había estado y se me ha ofrecido a darme todos los consejos necesarios cuando llegue a Santiago.
Parte del aspecto que presentaba la habitación compartida.
Así que siguiendo sus consejos he tenido una tarde de lectura en la playa y un paseo por otros de los innumerables parques que tienen por doquier. Y se me han hecho las tantas cuando volvía a mi habitación compartida. He pensado que llegando tan tarde iba a molestar a mis compañeros que estarían durmiendo. No he molestado a nadie, pues he sido el primero. No estaban dormidos que estaban de parranda.

1 comentario:

  1. Es lo que tienen los albergues, no están pensados para los abueletes... Pero veo que tú te adaptas bien.

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