Ver pagar el consumo de un cerveza en el bar resulta
chocante las primeras veces. Pero al final acaba siendo una medida para
controlar los borrachos. Porque cuando tienen problemas de introducir la
tarjeta en la ranura es el momento en el que se debe decir basta a la bebida y
aunque a duras penas y con ayuda puedas meter la tarjeta, marcar el pin para un
borracho ya es una prueba de habilidad tan grande que si no la pasas estás
condenado a salir del establecimiento o permanecer sentado esperando a que
recuerdes el pin y seas capaz de teclearlo.
Me gusta ser viajero. No me importa ser confundido con un turista. No soy purista en nada. Soy ecléctico y puedo cambiar de pensamiento en el momento en el que otra persona me hace ver que lo suyo es mejor. Como mi amigo José Luis Pueyo, al fin sólo soy un aprendiz de viajero.
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¿El limpiabotas también cobra con tarjeta?
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