viernes, 12 de octubre de 2012

Seúl. Las pintadas.



No existen pintadas en Seúl. He recorrido a pie posiblemente un centenar de kilómetros y no he visto ni una sola pintada, pero ni siquiera de rotulador.
En una zona donde un riachuelo pasa por el centro de la ciudad, que está encauzado y tiene paredes a los dos lados, donde van muchas parejas a festejar, no había ni una sola pintada. Chechu y Clara, dos madrileños con los que estuve charlando una tarde, se hacía cruces de la limpieza y decía que a lo grafiteros madrileños emborronar todo no les costaba más de un par de noches.
La gente que quiere realizar protestas pone su pancarta colgada entre dos árboles y ya está. Eso sí es común encontrarse con infinidad de pancartas por todas partes. Unas vindicativas, otras comerciales.
Es habitual encontrarte en las estaciones de metro con exposiciones de pintura de cierta calidad, con sus precios por si alguien quiere comprarlos, pero es que no hay nadie vigilándolas y allí están día y noche sin que nadie se lleve ninguna, ni nadie rompa el marco o escriba con un rotulador una polla y unos huevos en la boca de la modelo pintada. 

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