viernes, 19 de octubre de 2012

Melburne. Botánico y arte


De lo muchos y preciosos parques y jardines que tiene Melburne, una mención especial se la lleva el botánico. Una tarde de paseo por sus recovecos, repasando la leyenda de los árboles de todas partes del mundo, por sus estanques, por sus enormes extensiones de césped. Todo impoluto. Admirable todavía más al saber que está abierto continuamente, que es público y que nadie se ha llevado ni una rama de un árbol.
La cultura del respeto está arraigada. Quizás, a diferencia de Seúl, no por la tradición sino por la imposición. Existe un compromiso por parte de los ciudadanos de denunciar al extorsionador, al que cobra el paro y trabaja, al que aparca mal, al que rompe algo, al que consume más agua de la debida si hay sequía. Si defraudas, puedes tener por seguro que alguien te va a denunciar. Y eso puede significar, si eres extranjero, que te expulsen del país.
Como tienen poca historia, las ciudades no tienen más de doscientos años, en sus museos no se encuentran grandes maravillas. Además suelen ser una mezcla de todo. A veces parece que estás en un anticuario, con sus mesas, sus porcelanas y sus cubiertos. Además como cuando los australianos comenzaron a entrar en el mercado del arte, lo más importante ya estaba adquirido, pues tienen pocas cosas de valor. Pero el museo de Melburne, por su distribución, su cuidado, el esmero en la presentación de las obras,… merece una visita. 

1 comentario:

  1. Lo más sorprendente de lo que cuentas sobre lo bien educadicos que están, es que originalmente se supone que eran maleantes británicos que enviaban para allí...

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