sábado, 27 de diciembre de 2014

Cuba. Otra experiencia de taxi colectivo.


Viajar en taxi compartido tiene innumerables ventajas. Eso sí, hay que tomarlo con tranquilidad cubana. Me traslado desde La Habana a Cienfuegos. Comienza la cosa con la negociación con múltiples intermediarios con los que nunca consigues llegar a nada en claro. Luego la espera hasta que el taxi está completo y luego el viaje. Lo hemos iniciado sólo dos personas, luego se ha sumado un tercero. 

Falcón ha sido el pasajero que ha organizado el viaje. Es un tipo que pasa de los sesenta y ha estado casi todo el tiempo hablando él solo. La verdad es que ha sido muy entretenido.
El maestro Falcón delante, cuando aún no había perdido las gafas.
 Es profesor de artes marciales, especialista en algo parecido a winsun (al principio lo he confundido con windsurf y no me lo imaginaba). En el viaje nos ha mostrado vídeos de él practicando ese arte mediante el cual hacía perder el conocimiento con un suave golpe en la cara del adversario. Ha sido una conferencia interesante.


Íbamos por la autopista y en una de las explicaciones, llevaba dos pares de gafas, unas delante de los ojos y las otras sobre la cabeza, han salido volando las que tenía en la cabeza, él no se ha dado cuenta, cuando hemos reaccionado había pasado más de medio kilómetro. Así que el taxista ha parado el coche y se ha puesto en la autopista (poco transitada) marcha atrás, mientras mi acompañante en el asiento trasero abría la puerta para intentar localizarlas sobre el asfalto. De película cómica, de las que dices pero qué tontadas se les ocurren. Pero era cierto. Al final las ha visto y hemos recuperado las gafas e instantes después la conferencia de Falcón. Dos días después me encontraría a Falcón vestido de judoka o algo así por la calle, con prisa porque ya había dado una conferencia y se volvía para La Habana.

Una vez hemos llegado a Cienfuegos, donde residen los amigos que conocí en el avión, el taxista ha dejado medio abandonados a los otros dos pasajeros y se ha puesto a dar vueltas por toda la ciudad pasando tres y cuatro veces por las mismas calles porque me estaba buscando alojamiento. Y me lo ha encontrado. También me encontraría con el taxista al día siguiente. 

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