domingo, 28 de diciembre de 2014

Cuba. Corriendo hasta la playa

Este es el caribeño mar, cerca de Cienfuegos que me esperaba
después de la carrera.
Al volver de Jagua, nada más salir de la lancha, un camión que debía recogernos ha salido sin todos los que íbamos a subir. Cosas cubanas de difícil comprensión. Nos hemos quedado todos en tierra, protestando a la sombra de un árbol. ¿Cuándo pasa el próximo? Me dicen que sobre las cuatro de la tarde y eran las once y media. Todos protestaban, uno le ha echado la culpa al Obama por el embargo y se han tumbado para estar allí sin otra cosa que hacer cuatro horas de su vida. Me han dicho que la playa estaba a unos seis kilómetros y les he dicho que me iba corriendo. Todos me han seguido la corriente pensando que era una broma. Me he quitado los pantalones para quedarme con unos de correr, que también deberán servirme para bañarme, me he amarrado bien la mochila a la espalda y al pecho y se han quedado boquiabiertos viendo que iba en serio. Tumbados en la hierba han comenzado a darme consejos, no corras mucho, no vayas con este calor, son muchos kilómetros,… Unos excelentes consejeros cubanos tumbados y conocedores del deporte. Me he despedido y en menos de media hora estaba en la playa mientras ellos continuaban esperando.


La autonomía de ir corriendo a los sitios me hace sentir libre e independiente. Ha sido una buena experiencia que me llenaba de orgullo y satisfacción (más que al propio Juancar) acrecentada cada vez que pasaba un coche y me hacía un gesto positivo.

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