sábado, 20 de diciembre de 2014

Cuba. Hacer cola sin prisas.


Viendo las continuas colas en las que están los cubanos, daría la impresión que disfrutan. Por supuesto no es de su agrado, pero están tan acostumbrados que no se molestan por estar veinte minutos para comprar el pan, media hora para comprar los huevos o una hora y media para conseguir unas entradas.

En un teatro cerca de casa, teatro Mella, van a representar un espectáculo de danza. Hace unos días que pensaba ir. Al pasar por su puerta he visto una cola inmensa. He preguntado. Estaban haciendo cola para conseguir unas entradas. La taquilla estaba abierta, pero la lentitud es desesperante. Vendían entradas para cosas distintas. Sólo había una persona que las despachaba. Ha habido gente que ha estado 45 minutos en la cola para escuchar que para el espectáculo al que quería ir no había entradas. Apenas se molestan.  Como la cola también servía para el espectáculo de danza, y como voy de cubano, digo que esta es la ocasión para hacer cola como un cubano. Haciendo cola he conocido a Lilleam, una mujer culta y muy educada que viaja en guagua mucho menos que yo. Hace años que no monta en una. Tiene su negocio de hostelería y eso le da una capacidad económica que pocos cubanos tienen. Ha viajado, lo que es todo un lujo. 

Lilleam, mi protectora cultural, es la de la gran camisola blanca.
 Hablando con ella y con otras personas de la cola, se ha ofrecido a sacarme la entrada no fuera que no me la dieran o me la vendieran mucho más cara por ser extranjero. Después de unos cincuenta minutos tenía la entrada en mi mano al módico precio de unos 60 céntimos de euro. Días después será mi compañera de espectáculo de danza. Antes me queda un largo recorrido por hacer.


El “protocolo” de la taquillera es el siguiente, oferta todas las plazas que tiene disponible, el comprador le sugiere una determinada, la taquillera le dice que desde otro lugar lo podrá ver mejor a lo que la compradora da su opinión, la taquillera la suya y finalmente llegan a un acuerdo. Tacha de una hoja hecha a mano la plaza que ha reservado la clienta. Luego rellena la entrada, porque son entradas en blanco. Pone la fecha, la fila y la butaca, la entrega y la cobra. Y el siguiente, que no hay prisa y la cola es pequeña.

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