Después de llevar
quince días en Cuba, ya hace días que voy pensando que conozco casi
todo, pero no dejo de sorprenderme al descubrir gentes extrañas que
me van informando de más cosas de esta sociedad.
La corrupción
parece que también está bastante generalizada, aunque oculta. No hay medios de comunicación salvo los del Partido Comunista.
Los
medios (del gobierno) de comunicación no informan mas que de casos
extremos, como de ministros implicados o algún alto dirigente, a los
que no pasa nada, sólo los degradan o los colocan en puestos
discretos.
Hoy he conocido a
una persona que ha estado preso siete años. No es un político. No
es nada defendible su persona. Vaya por delante. Se dedicaba a robar
en las tiendas del gobierno, comida y ropa básicamente, pero no le
hacía ascos a nada de lo que encontraba, dinero, objetos
eléctricos,… Fue detenido y pasó siete años en la cárcel en los
que la vida es horrible según me ha contado, con comida asquerosa y
violencia a todas horas.
Él me ha informado
de la realidad de la violencia que existe en Cuba, que yo no he visto
por ninguna parte, pero que según me ha dicho él y me han
confirmado otras personas con las que estaba hablando, existe. Las
peleas con armas son frecuentes. Me han dicho que Cienfuegos
posiblemente sea la ciudad más violenta de toda Cuba. Los machetes
acaban con más de una discusión. El turista no debe preocuparse,
son peleas entre ellos e imagino entre gente de barrios bajos.
Mis
interlocutores también estaban al tanto del asalto a caballos que se
había producido en un tren de pasajeros. Me lo habían comentado otras personas y no les daba mucha credibilidad porque había sido como en las películas del oeste. Aquí los trenes son más lentos que yo corriendo a pie en un mal día. Son informaciones que no
se publican (en Cuba oficialmente no pasa nada, sólo pasa en el extranjero), pero es conocida
porque Cienfuegos es una población relativamente pequeña y no se
puede ocultar.
El ladrón que me
informaba, que aparece en el centro de la fotografía, está
pendiente de otra condena de otros diez años de cárcel por haber
tenido relaciones sexuales con una niña de catorce años. Cuando me
lo ha contado le he dicho que yo no lo sacaría de la cárcel en la
vida, luego me he arrepentido de decirlo, na fuera a ser yo una de
sus víctimas, pero no le ha afectado mi comentario como si él mismo
lo aceptase. “Me pierden las hembras”. Su hijo de veinte años
está ahora en la cárcel por un motivo semejante.