No creo
que sea fotogénico. O lo sería si me acompañara el físico. Lo curioso es que
los coreanos me piden posar con ellos. Pongo mi mejor sonrisa y sobrellevo la
carga de la fama. Todavía no me piden la firma, pero es que sólo llevo tres
días. También pido que me hagan fotografías. Nunca hacen una. No pueden. Suelen
hacerte tres cuando les pides una. La que les has pedido, la de por si acaso y
la que ellos creen más artística, que es cuando te hacen mover de sitio y hacen
el encuadre que les parece.
He
pedido hacerme unas fotos con unos vestidos de baturros coreanos y cuando nos
la iban a hacer, se ha formado un corro de gente curiosa viendo la pose de un
rostro pálido rodeado de pieles amarillas. Al instante han comenzado a sonar
los clics de las cámaras (que también tienen el sonido) y he sido la atención
de los que había por allí.
Fotografía oficial de la boda. La novia no está muy convencida |
Segundos antes de pedirme el divorcio |
Unas
chicas (muy jóvenes) me han ofrecido que cogiera un sobre entre un puñado que
llevaban. Pensaba que pedían dinero y les he dicho que no. Ha sido la mayor
desgracia que les podía haber ocurrido en su corta vida. Me han dejado claro
que no pedían dinero. Me he disculpado, he cogido el sobre y en su interior
ponía “te quiero” en media docena de idiomas, entre los que no estaba el
español. El premio, no sé si para mí o para ellas, hacerme una foto con una de
ellas.
Tu a este viaje no has ido a correr ninguna maratón, ¿no?
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