Cuando
uno está dando tumbos por el mundo tiene la ventaja de poder encontrar a otros
que también están en una aventura semejante. Pasaba por lo que viene a ser la
plaza de España de Seúl y veo a una persona agachada escribiendo sobre una gran
cartulina blanca en coreano. No le presto más atención, pero me doy cuenta de que
entre la grafía coreana pone la palabra Urdangarín. Y claro, me dije ¡ostia! ¿esto
qué es? Esto, este, era un español simpatizante del movimiento 15 M que estaba
haciendo labores de proselitismo entre los coreanos y explicaba con texto y con
dibujos el asunto de Urdangarín, la cacería del rey de elefantes (es una nueva
incorporación a la baraja española), y otros temas de la actualidad española.
Me confesó que no había tenido mucho éxito, tan sólo cuatro personas se habían
acercado en toda la tarde. Si el tema hubiera sido de fútbol, el éxito lo tenía
asegurado. Porque mucho estudiar idiomas pero lo cierto es que sabiendo las
palabras Real Madrid, Barcelona, Mesi y Ronaldo, se te abren un montón de
puertas en todo el mundo y otras tantas sonrisas.
Estuve
de cháchara con Luis, que así se llama el denunciante de injusticias, sobre lo
divino y lo humano, sobre literatura coreana, trabajo en el que él, conocedor
del idioma, quiere introducirse en una editorial. Sobre proyectos personales y
sobre los futuros contactos que vamos a tener en temas comunes. Sobre
ecoaldeas, sobre marxismo, postmarxismo y dándome ideas para hacer cosas en
Corea.
Los
viajes te hacen mover en tremendas contradicciones. ¡Qué grande es el mundo y
qué pequeño! voy diciéndome sin solución de continuidad, añadiéndome lo iguales
y distintos que somos todos.
Y es
que cuando hay voluntad es fácil entenderse, pero también; cuando hay voluntad
¡qué imposible resulta la comunicación! Con Luis nos entendimos y comenzamos un
proyecto de comunicación, que quizás no llegue a ninguna parte, pero es otro
frente más de relaciones que queda abierto.
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