Mi burro y yo. Capítulo III
Alberto, otro amigo, me dio cursos de guarnicionero para preparar las alforjas de bicicleta adaptadas a los costillares de Einstein y disfrutamos los dos remachando cinchas y buscando soluciones con cintas de maleta y broches de plástico.
Finalmente, con mis planos, mis lugares previstos para abrevar, la comida preparada para subsistir durante cuatro días, el agua en tetrabriks para dar de beber a Einstein. El pozal para echar el agua, el panizo para completar su alimentación, la tienda de campaña y la manta para los lomos de Einstein, el entrenamiento previo para pasar túneles completamente oscuros, el paseo con las alforjas para que se acostumbrara a llevar algo sobre los lomos, parecía todo lo necesario para iniciar el camino y con la ilusión de ambos, y un poco de desconcierto por parte de Einstein llegó la madrugada del día 27 de mayo, el momento elegido para iniciar la marcha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario