Mi burro y yo. Capítulo VIII.


La primera frontera que íbamos a cruzar era la del río Algars que separa Aragón de Cataluña. Me hacía ilusión que me dijeran que era un burro catalán para contestarles que era universal.
La ocasión llegó sobre el mismo puente fronterizo. Un grupo de monitores y alumnos iban por debajo del puente en bicicletas. Cuando nos vieron nos pidieron hacerse unas fotos con nosotros. Nos juntamos e inmediatamente los escolares rodearon a Einstein, que se sentía muy feliz con tanta atención como despertaba. Enseguida alguien dijo que era un burro catalán. No dije nada, pero un niño me lo preguntó, ¿es un burro catalán? Y le contesté; no es un burro catalán, es un burro universal. A voces se divulgó enseguida entre los chavales “no es un burro catalán, es un burro universal, es un burro universal”.
No sé si lo imaginé, si lo quise imaginar, si me apetecía imaginarlo o si fue verdad, pero creo que algún monitor que antes departía amablemente conmigo, cuando supo que Einstein era universal cambió el trato. Pudiera ser que fuera imaginación o un mal deseo mío.
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