viernes, 27 de junio de 2014

Camino de Bot

Mi burro y yo. Capítulo VII.
En estos momentos de soledad compartida, ya que la mayor parte del tiempo cada uno vamos a lo nuestro, uno pone orden al armario de su cabeza. Y me doy cuenta de que aunque encuentro las cosas que busco en mi mente, el desorden que hay es tremendo, no hay ninguna estantería recta, alguna puerta está siempre abierta y otras hay que empujarlas hacia adentro para que cedan y se abran hacia fuera. Así que el camino también va bien para ir haciendo algún ajuste en el armario de mi cabeza.

Como dato menor, pero dentro de esos ajustes, veo un tornillo suelto en el proyecto que estamos llevando Einstein, mi burro, y yo.

Habíamos previsto ir andando hasta Tortosa y luego volver también andando. Pero el camino es aburrido. Rectas, una curva abierta y otra recta inmensa que nos puede costar media hora para luego tomar otra recta igual. Y además luego habrá que volver sin más alicientes. Así que pienso en llegar a Bot y volver, sin necesidad de ir hasta Tortosa.

Lo consulto con Eistein y se encoje de lomos. Le da igual. Se lo razono y me contesta que haga lo que quiera. Así, que si algún otro tornillo no me juega una mala pasada iremos sólo hasta Bot.

No hay comentarios:

Publicar un comentario