viernes, 23 de noviembre de 2012

San Telmo



Mi domicilio durante mi estancia en Buenos Aires ha sido el barrio de San Telmo. Un barrio que recomiendo a cualquier visitante a esta ciudad. Cerca de muchas cosas del inmenso Buenos Aires e inmerso en una vida bohemia, cultural y tanguera envidiable.
Los domingos es todo un espectáculo pasear por sus calles partiendo de la plaza Dorrego. Un mercadillo, que además tuve la suerte de coincidir con un aniversario lo que supuso que hubiera mucha gente disfrazada para conmemorarlo.
El tango cantado y bailado. Las caras y los trajes de algunas personas que más que sacadas de una película, metían al paseante en su película. Gentes, gestos que sin duda los clasificas como tangueros.
Ya por la noche, agotado, cuando volvía a casa aún me deparaba el paseo una sorpresa. Había una pista de baile donde iban alternando tangos y milongas. Los argentinos tan entregados al servicio a los demás, me iban informando del protocolo empleado en los bailes de tango.
Suelen poner tandas de tangos o milongas de tres en tres cortadas por una canción que nada tiene que ver. El baile se considera como una especie de deporte en el que no hay relación social. Las personas eligen para bailar a una pareja que considera que se va a acoplar bien con ella, sin ningún interés en el flirteo propio de un baile. Nadie se niega a salir a bailar cuando alguien se lo pide. Puede haber parejas de hombres o mujeres. Cuando acaba la tanda, se busca otra pareja y se sigue disfrutando del ritmo del baile.
¡Cuánto daría por saber bailar tango! Tuve que conformarme con disfrutar viéndolos bailar.
Y otro disfrute magnífico, espectacular como dicen los argentinos, fue beber en el barrio de San Telmo una (en realidad varias) cerveza artesana. Un lujo.

1 comentario:

  1. Veo que siguen los mismos personajes de cuando estuve allí!! Ay, qué recuerdos...

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