viernes, 2 de noviembre de 2012

Las casualidades.


Hay días en lo que alguna de las primeras acciones o primeros acontecimientos parecen marcarte el resto del día. Por la mañana me he encontrado a una pareja de españoles en viaje de novios que estaban dando la vuelta al mundo. Por la tarde me he encontrado a otra pareja de luna de miel, son mexicanos, Iker e Isabel. He comenzado hablando castellano y así me he pasado buena parte del día. He estado con un catalán que lleva dos meses de vacaciones en Nueva Zelanda haciendo rutas en bicicleta y que me ha aconsejado sobre algunas sendas para ver la imponencia de la Isla Sur de Nueva Zelanda. Por seguir hablando en español, había un matrimonio de japoneses muy tímido que deseaban que alguien les hiciera una fotografía, y yo al adivinarles la intención me ofrecido. Me lo han agradecido tanto, se han doblado tantas veces agachando todo el cuerpo que dudo que esta noche puedan dormir del lumbago que habrán cogido. Una mujer al verlos me ha hecho un comentario que no he entendido, le he dicho que era español y aunque malamente me ha hablado en español. Es sudafricana y había estado de vacaciones en Andalucía, tiempo suficiente para aprender a chapurrear algunas palabras. Curiosamente de Sudáfrica venía la pareja primera que está dando la vuelta al mundo.
Todo esto ha sucedido en mi primer día en Queenstown, al sur de la Isla Sur de Nueva Zelanda, junto a un lago y unas montañas que se derraman, todavía con nieve, sobre él. 

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