martes, 18 de noviembre de 2014

De plática política


Casi todos los cubanos interesados en largar sobre política suelen comenzar diciendo “a mí no me interesa la política, yo tengo mi opinión, pero no hablo de temas políticos”. La traducción del cubano al español de Valladolid es algo así como “prepárate que si no me dejas con la palabra en la boca y te vas, vas dao”.

Es fácil encontrar imágenes sorprendentes con palabras
curiosas como una dulcería que es como llaman a las
pastelerías. 
En el tercer día de mi estancia en La Habana conocí a René Peñalbert, que había estado en el comité central del Partido Comunista, con Fidel. Él no me lo dijo, pero luego supe que lo habían purgado. Había viajado 60 veces al extranjero (algo al alcance de ningún “compañero” cubano). 

Después de purgarlo lo nombraron representante de un grupo de música cubana y así siguió viajando por el mundo a cargo del trabajo de sus “compañeros” cubanos. 

Le habían dado un coche (una máquina) y una vivienda por sus servicios, y los había vendido. Ahora, a sus 81 años, seguía disponiendo de coche oficial (otro) y chófer, para ir visitando a sus amigos, entre los que se encuentra mi casero. El coche oficial es para verlo, lo más vetusto que uno pueda imaginar, pero un lujo aquí.


Los "camaradas" ciegos y muchos más tienen
que ir pidiendo por la calle igual que en cualquier
sociedad capitalista.
Lo encontré hablando sobre el bloqueo norteamericano a la isla, un tema recurrente a todas horas. Le pregunté cuántos años estás diciendo lo mismo, veinte, treinta. Me miró, sonrió y aceptó que llevaba toda su vida diciendo lo mismo. Y así seguiría, con el convencimiento de que la vida de Obama, o del presidente norteamericano de turno dependía de los cubanos. Esta misma noche me llegaron a decir, muy convencidos que posiblemente el asesino de Kennedy fue un cubano.

Los cubanos tenía prohibido hablar con los extranjeros hasta hace dos o tres años. Si estaban en un bar hablando con un "yuma" (su forma de llamar a los guiris) algún camarero u otro cubano de una mesa cercana llamaba a la policía se les acusaba de subvertir una norma contra la responsabilidad ideológica o algo así. Por eso ahora, en cuanto pueden hablan y hablan, pero sin aceptar que lo van a hacer de política. Sin embargo todavía hay muchos que no se fían y cuando hablan te van apartando de lugares donde haya más gente desconocida o callan de repente cuando ven a un infiltrado (conocido) de la policía.


Si así comencé el día, de forma semejante lo finalicé sobre las dos y media de la madrugada detrás de una cerveza  (Cacique)


dando un repaso y nuevos puntos de vista sobre la situación política.

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