Hablando con unos
cubanos, compartiendo ron y cerveza, es difícil salir del tema de su
situación, sus trampas para sobrevivir. Es una conversación que repiten una y otra vez, que escuchas entre ellos porque saben que en un lugar los huevos están un poco más baratos y cosas así. Es la conversación de la supervivencia.
Las fotografías siempre suelen ser más limpias que la realidad el edificio de la derecha es la escuela, de puertas y ventanas rotas de aspecto de abandono y dejadez. |
Entre trago y trago me han señalado dos edificios contiguos, uno elegante, bien cuidado y
el de al lado sucio, abandonado, con las puertas rotas y me han
dicho, el de la izquierda es de un propietario particular, el de la
derecha un colegio estatal. Patético.
Cuando autorizaron a
las empresas extranjeras construir hoteles, edificaciones complejas
las construían en buenas condiciones en 18 meses. Algunos hospitales
públicos llevan treinta años construyéndose y no están ni a la
mitad y parte de los materiales se los han ido llevando los cubanos para arreglar o mantener sus propias viviendas. De cada saco de cemento llega a la obra un cuarto, el resto se va perdiendo entre los bolsillos de los trabajadores que lo necesitan para sus arreglos.
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