domingo, 30 de noviembre de 2014

Cuba. Me voy pa Viñales


Existen multitud de formas para viajar en Cuba. Si eres turista todo el mundo te dice que vayas en Vía Azul, que es una compañía de autobuses de lujo, donde te cuidan y miman. Hay otra compañía de autobuses cubana, que es muy barata, pero en la que no dejan subir a los extranjeros, aunque alguno cuenta que ha subido. 

Camino de Viñales, en un descanso del autobús, unos cubanos
ya se había preparado para tocar música para los que bajábamos
de la guagua. El corte de pelo del de la primera fila también es
un espectáculo.
Parecía que si no iba en Vía Azul estaba cometiendo alguna imprudencia. Sin meditarlo mucho opté por esa opción para desplazarme hasta Viñales. Fue la única vez, porque aunque los cubanos te insistan en que es la mejor forma, existen otras que suelen resultar más interesantes, en algún caso más barata y en otros casos más cómoda. Ya iré hablando de ellas. 

Viñales es una visita obligada para los turistas, porque así lo dice el manual de turista en Cuba. Muchos se lo deben tomar en serio porque Viñales, que prácticamente es una sola calle está lleno de restaurantes (paladares) y antes de bajar del autobús una marabunta de mujeres te asedian ofreciéndote sus alojamientos. Discusiones, regateos en medio de todos, con mezcla de idiomas volando los dólares por las bocas que van subiendo y bajando la cotización de los apartamentos, con desayunos de regalo, con precios imposibles y al cabo de un rato la paz. Todos estamos colocados y casi todas se han llevado a sus clientes.
Llama la atención nada más llegar a Viñales, que te has trasladado
a los pueblos agrícolas de Aragón de hace unos cincuenta años.
Los carros tirados por caballos son lo habitual y algún tractor
de la época soviética, viejísimo, es la excepción.

Es temporada baja y los precios también son bajos.

A mí me cogió Tamara. Yo me llamo Tamara, me decía mientras íbamos a su casa, y soy propietaria. Doce pasos más y me volvía a repetir que se llamaba Tamara y era propietaria y así hasta que le tuve que decir que me había quedado claro su nombre y su propiedad.

Tamara es profesora de niños y ahora se dedica a alojar turistas, quizás por lo de haber tratado con niños es por lo que no cesa de repetir lo mismo. Está repitiendo continuamente todo y se está cambiando de ropa a todas horas.

La casa ha resultado confortable, es una pequeña estancia para mí sólo, con su porche y sus mecedoras, que me ha resultado esencial para mi estancia. ¿Por qué esencial? Pues porque desde que he llegado no ha parado de llover y prácticamente no puedo salir a la calle, así que paso las horas en el porche, sentado en la mecedora escribiendo, leyendo y charlando con su marido que tiene una granja.



Hoy los chicos no han ido a la escuela ¿por qué? Porque la han suspendido porque llueve. Que en un país tropical suspendan las clases por la lluvia es algo así como si las suspendieran en Alcañiz cuando sopla el cierzo. 

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