Existen multitud de formas para viajar en Cuba. Si eres turista todo el mundo te dice que vayas en Vía Azul, que es una compañía de autobuses de lujo, donde te cuidan y miman. Hay otra compañía de autobuses cubana, que es muy barata, pero en la que no dejan subir a los extranjeros, aunque alguno cuenta que ha subido.
Parecía que si no iba en Vía Azul estaba cometiendo alguna imprudencia. Sin meditarlo mucho opté por esa opción para desplazarme hasta Viñales. Fue la única vez, porque aunque los cubanos te insistan en que es la mejor forma, existen otras que suelen resultar más interesantes, en algún caso más barata y en otros casos más cómoda. Ya iré hablando de ellas.
Viñales es una visita obligada para los turistas, porque así lo dice el manual de turista en Cuba. Muchos se lo deben tomar en
serio porque Viñales, que prácticamente es una sola calle está lleno de
restaurantes (paladares) y antes de bajar del autobús una marabunta
de mujeres te asedian ofreciéndote sus alojamientos. Discusiones,
regateos en medio de todos, con mezcla de idiomas volando los dólares
por las bocas que van subiendo y bajando la cotización de los
apartamentos, con desayunos de regalo, con precios imposibles y al
cabo de un rato la paz. Todos estamos colocados y casi todas se han
llevado a sus clientes.
Es temporada baja y los precios también son bajos.
A mí me cogió
Tamara. Yo me llamo Tamara, me decía mientras íbamos a su casa, y
soy propietaria. Doce pasos más y me volvía a repetir que se
llamaba Tamara y era propietaria y así hasta que le tuve que decir
que me había quedado claro su nombre y su propiedad.
Tamara es profesora
de niños y ahora se dedica a alojar turistas, quizás por lo de
haber tratado con niños es por lo que no cesa de repetir lo mismo.
Está repitiendo continuamente todo y se está cambiando de ropa a
todas horas.
La casa ha resultado
confortable, es una pequeña estancia para mí sólo, con su porche y
sus mecedoras, que me ha resultado esencial para mi estancia. ¿Por
qué esencial? Pues porque desde que he llegado no ha parado de
llover y prácticamente no puedo salir a la calle, así que paso las
horas en el porche, sentado en la mecedora escribiendo, leyendo y
charlando con su marido que tiene una granja.
Hoy los chicos no
han ido a la escuela ¿por qué? Porque la han suspendido porque
llueve. Que en un país tropical suspendan las clases por la lluvia
es algo así como si las suspendieran en Alcañiz cuando sopla el
cierzo.
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