En muchos sitios,
libros, internets y conversaciones se habla de los santeros como algo
marginal. Nada más lejos de la realidad. Están por todas partes, lo
que pasa es que no hacen ostentación de ello y si no sabes algunas
claves no te percatas de su existencia. Para saberlo no es necesario
estar introducido, sino simplemente saber cosas muy elementales.
Yendo por la calle
veía a personas completamente vestidas de blanco, calzado incluido, gorra y paraguas,
que pensaba que formaba parte de una moda. Son personas que entran en
la religión afrocubana que tienen que ir vestidos así durante un
año como parte del proceso de iniciación en la religión.
Los
santeros llevan una pulserita de color verde y amarillo que indica
que son sacerdotes santeros. Pronto detectas santeros del partido
comunista, su presencia en conversaciones, uno tenía un problema con
una vivienda que intentaba quedársela otra persona y que una santera
lo solucionó a favor del primero enviando al segundo al hospital por medio de rituales.
Ya venía con la
intención de entrar en contacto con este mundo pensando que sería
difícil, marginal y turístico. Lo cierto es que es tan fácil como
preguntar a alguien si conoce a un santero. Pronto te habla de algún
conocido.
Mi casero me ha
puesto en contacto con uno que tiene un grado superior al santero
normal. Los nombres los he olvidado porque son tan extraños que me
ha resultado imposible retenerlos.
Rafael, el santero
ha estado conmigo un buen rato, quizás unas dos horas, explicándome
todos los ritos, los santos, el sincretismo, el seguimiento del
papado y un montón de cosas más ilustradas con libros y
fotografías, todo en su propio santuario y con una vasija donde
estaba el dios que lo representaba, además de dioses guerreros que
tenían que estar cerca de una ventana. Toda una clase magistral de
la que me he quedado con las formas, la filosofía, pero
lamentablemente no con los nombres. Me hubiera gustado para poder
mantener otras conversaciones con otros santeros que me vaya
encontrando, que seguro que lo haré.
Por la tarde he ido
buscando literatura sobre el tema, pero las librerías cubanas son
tan pobres de contenido que no he podido encontrar nada, pero
perseveraré.
Me han invitado a una ceremonia en La Habana, pero lamentablemente ese día voy a estar en Matanzas, otra población. Me lo he perdido.
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