sábado, 25 de junio de 2022

Armenia. Khor Virap.

 

Armenia. Khor Virap

Al fondo Ararat (en Turquía), medio oculto por las nubes.

Cuando inicié el viaje a Khor Virap, desde Ereván, no sabía que iba acompañado, pero estas son parte de las fortunas que te guarda el destino. Iba, y no lo sabía, junto a una chica rusa, abogada, guapa, joven, simpática y empática. Íbamos juntos en el mismo autobús, nos bajamos juntos, comenzamos a hablar y a no aceptar que un taxista nos insistiera en llevarnos gratis hasta el monasterio en los tres kilómetros que íbamos a recorrer a
pie. Insistió en que no nos cobraba. Lo hizo con tanta vehemencia que aceptamos. Cierto que era gratis el traslado, pero se nos ofreció a devolvernos a Ereván por 3 euros cada uno. Al final le salió bien, porque aceptamos la vuelta y cuando acabamos la visita nos devolvió a Ereván. A la rusa a su casa y a mí a la mía, despidiéndonos con la posibilidad de que yo cogiera un tren que me llevaría a Georgia que ella iba a coger al día siguiente por la noche. Finalmente no lo cogí y ya no sabré más de Esperanza, que es su nombre y de quien tampoco nunca sabré si apoyaba a Putin, porque no quise preguntárselo para no romper el encanto del encuentro.

En el monasterio me encontré con un matrimonio madrileño que había contratado un viaje en grupo y cuando llegaron a Armenia supieron que el grupo lo formaban únicamente ellos dos. Estuvimos hablando un buen rato.

El monasterio ofrece una de esas imágenes icónicas que merece la pena ir sólo por hacerla. En mi caso por intentar hacerla porque no resultó tan buena como las que aparecen en las guías de

No hay comentarios:

Publicar un comentario