sábado, 25 de junio de 2022

Armenia. Geghard.

 

Armenia Geghard.

Llegar a Geghard por transporte público, que es lo que intento hacer siempre, resulta imposible. Tuve que caminar durante kilómetros, hacer autoestop hablando “Real Madrid, Barcelona y Rafa Nadal”, sólo esas palabras acompañadas de gestos, ir en marshrutka y en taxi. El trayecto se convierte en aventura que disfruto tanto como la llegada al final del camino.

El monasterio merece una visita. Parte está excavado en la roca y la zona del río que está al lado merece la misma atención que el propio monasterio.

Hoy otras rocas en las que los visitantes van acumulando piedras formando columnitas irregulares que cobijan y guardan eternamente deseos de los supersticiosos o de los enamorados o de los que tienen familiares enfermos. Yo también hice mi torrecita con mi deseo. Un niño, cerca de mí, fue construyendo su cúmulo cogiendo las piedras que otros habían ordenado para ver la realidad de sus anhelos. Cuando su familia se dio cuenta se llevó las manos a la cabeza lamentando que la querencia del niño se construyera destruyendo los sueños de otras gentes que le habían precedido.

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