miércoles, 2 de julio de 2014

Fuente de Cantos y la sorprendente historia de Mario.


El albergue de Fuente de Cantos es privado. Su historia es peculiar y merece una reseña. Un padre y un hijo, con su dinero ponen en marcha el albergue. Paralelamente, el gobierno andaluz pone en marcha otro público con el dinero de los impuestos de los primeros. Mientras el padre y el hijo se desviven por buscar gente que ocupe su albergue, el público pasa de todo generando unas pérdidas de miles de euros. Finalmente el público tiene que cerrar.

Entrada del albergue, mientras me hacen una fotografía en el
momento en el que digo a mi hija por teléfono que están tele-
foneando nuestra confersación
El albergue, “El zaguán de la Plata”, es espectacular. Merece la pena pagar sólo por estar en su frondoso patio, visitar su museo o echar un baño en su piscina. Servicios a disposición de los peregrinos por tan sólo 12 euros incluida habitación y desayuno. Tal es el nivel, que cuando lo estaba buscando me llamó la atención la casa y el patio que se adivinaba desde la calle y pasé de largo incapaz de imaginar que ese lugar me iba a acoger.

Pero la historia que me deparaba Fuente de Cantos estaba por llegar. Paseando por sus calles llego hasta un bar que sorprende a todo el que pase y no sea del lugar. En su interior una bandera franquista, otra de falange y otra republicana, además de fotografías del Che, Stalín y Franco. Lógicamente necesitaba una explicación y allí estaba Mario dispuesta a dármela.
Imagen del bar más extraño en el mundo de la política. 
La falange, la bandera republicana y la del aguilucho junto 
al Che, Stalin y Franco.

“Nosotros somos de ultraderecha. El alcalde, que es del PP, es de extrema izquierda comparado con nosotros”. A continuación comenzó a recitarme las medidas que querían tomar si llegaban al poder; nacionalización de la banca, abolición de la monarquía e instauración de una república, reparto de la riqueza entre los trabajadores, y otras medidas que me llevó a decirle que coincidían en muchos puntos con Podemos. Meditó un momento y me dio la razón sin más. Importante reflexión, se habla mucho de una república, pero cada uno tiene en su cabeza una idea distinta. Una vez más, por intereses políticos se empieza la casa por el tejado. Primero habrá que saber qué modelo de república se quiere, pues podría ser que perdiéramos libertades.

El singular Mario
La conversación con Mario aún me deparaba una sorpresa mayor cuando me dijo que había estado, como soldado del ejército español en diversas misiones de guerra y humanitarias. Me contó datos de su estancia en Angola, de su ayuda a esterilizar mujeres en Argelia a cambio de paquetes de comida, de su estancia en Chechenia y movidas así. Cuando le mostré mi sorpresa, me dijo que había ganado mucho dinero, pero que tenía preparada una bolsa para recoger su cadáver con el número 1121, lo que indicaba la situación de riesgo en la que había estado. Le pedí permiso para publicar su foto en mis crónicas y me lo dio, pues ya había aparecido en muchos medios de comunicación y lo conocía todo el mundo.

Impresionado por el extraño bar y el curioso personaje seguí paseando por el pueblo hasta que hablando con otros lugareños les comenté el asombro del bar y de Mario. ¿Eso te ha contado Mario? Se rieron. Si Mario hizo la mili en la Cruz Roja del pueblo y nunca ha salido de aquí, me dijeron.

Aún me contaron, para completar la anécdota, que en la última Nochevieja, un grupo de legionarios entró en el bar y “secuestró” la bandera republicana que tienen y la fueron paseando por todo el pueblo. En año nuevo la devolvieron.


Después conozco a Diana, una hispanosuizalemana que está haciendo el camino a pie y que anda muy ilusionada porque va a trabajar como carpintera en la ópera de Berlín.

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