miércoles, 16 de julio de 2014

El albergue de Fuenterroble.


Una recomendación para quienes hagan la Vía de la Plata es que recalen en el albergue de Fuenterroble, al igual que recomiendo el de Fuente de Cantos. Está muy bien, es acogedor, bien organizado, limpio y con todos los servicios necesarios, además de contar con la entrega de varios voluntarios.

Tiene un problema, y es que parece una misión e intentan hacerte cristiano católico a marchas forzadas.
La cena la ponía el albergue, además de compartir lo que los peregrinos aportábamos, nada nosotros porque estaba la tienda cerrada. Previamente, un aspirante a misionero, quiso hacernos rezar un padrenuestro cogidos de la mano como si nos dispusiéramos a bailar una sardana. Yo me negué. Eso sí, tuve que oír una oración que no escuché, pero que me conmovió cuando al que la leía se le hizo un nudo en la garganta y no pudo continuar. Todos salimos de nuestra meditación e indiferencia sin entender lo que ocurría. Luego, el aspirante a misionero, nos contó su experiencia de cómo dios le había llamado, llena de recursos comunes como “… después de tres días”, “…abandoné mi trabajo para seguir el camino,…” “ el camino de Santiago fue mi verdadero camino,…”

Salvando la catequesis de catecúmenos rebeldes, y una vez superada la crisis de las oraciones interrumpidas nos pusimos a cenar en una charla multilingüe con traductores simultáneos a italiano, alemán, inglés, francés y español, que eran las lenguas que hablábamos los peregrinos (cada uno la suya).

El vino abundante, hizo que un alemán que tenía sentado enfrente adquiriera notable habilidad para decir la palabra “salud”, pues cada vez que llenábamos nuestros vasos, y fueron unas cuantas nombrábamos a la salud, tanto que podíamos haber resuelto el problema de listas de espera.


Una alemana de nombre Julia y apellidos algo así como Rodríguez Pérez, que debía a su exmarido, nos sorprendió a todos con su habilidad para aprender a tocar palmas. A los pocos minutos allí había montado un tablao de jazz flamenco con ritmos alemanes que me dejó embobado. Pero aún había de sorprendernos Julia cuando se puso a bailar samba o cuando se arrancó a cantar temas de Estopa.

Realmente fue una grata velada. Luego se acercó el padre Blas, conocido en todo el camino por ser el artífice del funcionamiento del albergue, con quien repasé sus conocimientos de geografía bajoaragonesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario