jueves, 3 de mayo de 2012

Las cascadas de Outzoud

Las cascadas de Outzoud están a unos 160 kilómetros de Marrakech. Mi objetivo era llegar hasta allí y volver a casa. No resultaba fácil. Tenía otro objetivo, sustituir a la peña de alemanes que se me ha ido por otra gente.
Para ir he usado un taxi colectivo. Los taxis colectivos son taxis en los que nos metemos seis personas además del conductor y que no arranca hasta que no se llena. Mientras, el conductor va gritando el destino para que posibles viajeros se apunten. La verdad es que no entiendo por qué se grita el nombre, como si alguien que pasara por allí dispuesto a comprarse unas mandarinas al oír el nombre dijera, pues me voy.
Escuálida manifa de la que me hicieron portavoz para Europa.
Mi primer destino era Azilal, una población que había leído en un libro de viajeros que era interesante de ver. La verdad es que el escritor debió cobrar alguna comisión porque no hay por dónde cogerla. Pero como toda experiencia desemboca en experiencias, ha coincidido que había un mercadillo curioso de montones de ropa y zapatos usados donde las personas se comportaban como personas y ninguno ha intentado ser mi guía ni venderme nada que yo no hubiera solicitado.
Al completar la vuelta al pueblo me he encontrado con una manifestación de una veintena de personas.  Me han dicho que protestaban por la situación de desempleo en que se encuentran los licenciados. Más adelante había un grupo de gente de unos treinta años que estaban protestando. Ellos eran los licenciados sin trabajo. Uno me ha llamado y me ha explicado la situación, después de 14 años de estudios, no tenían ninguna posibilidad de trabajar, vamos algo que todos conocemos. Me ha nombrado embajador de la noticia en España para que me hiciera eco de ella. Así que he sacado la libreta de viajero que me acompaña a todas partes y he tomado nota de lo que me han dicho.
Los estudiantes de la asociación A.N.D.C.M., que es una asociación que se fundó en octubre de 1991 (en esto me ha insistido muchísimo) y que tiene representantes en muchos países del mundo protesta por la situación de falta de trabajo existente para los licenciados que después de muchos años de estudio no pueden ejercer su profesión.
Uno no está a salvo de hacer tonterías. Así que
como vulgar turista posé de esta guisa con las
cataratas al fondo. 5 dirhams por el click
Pues como dice Sabina (salvando todas las distancias malsanas) en una canción, “les tenía que escribir una canción”. Yo les tenía que escribir una crónica.
Nuevamente a formar parte de la espera de quien quiere coger un taxi colectivo para ir hasta las cascadas. Sólo estábamos un abuelo y yo y el hombre me miraba con desesperación pensando que no saldríamos nunca. Me hacía gestos con los dedos indicándome que estábamos los dos solos y faltaban cuatro. Pero hemos tenido la suerte de que un coche había averiado y necesitaba unos mecánicos que fueran en el taxi. Se ha llenado y a las cataratas.
Realmente impresionantes. Sólo por verlas merece la pena el largo desplazamiento. Cae el agua desde una altura de unos 150 metros sobre un fondo rojo y luego va formando otras cascadas mucho más pequeñas que dan lugar a piscinas naturales.
He realizado una ruta senderista de aproximadamente una hora de duración, aunque no he llegado hasta unas grutas, que es donde acababa porque temía que se me hiciera tarde para regresar.
No había ninguna posibilidad de volver desde las cascadas a Marrakech. Sólo tenía la opción de ir hasta un cruce que está a unos 18 kilómetros y esperar a que alguien me cogiera. He ido hasta el cruce y recordando mi juventud me he puesto a hacer auto stop.  Me ha parado un coche que no iba a Marrakech pero me dejaba a mitad de camino. Me han dicho que a las siete y media pasaba un autobús. Entonces ante la posibilidad de no encontrar un lugar donde coger el autobús en la ciudad donde me dejaban, he optado por quedarme, ya se estaba haciendo de noche, en el cruce.
Cuando ya era de noche ha pasado un taxi colectivo que no había podido completar todas las plazas. Me ha traído a Marrakech.
El primer objetivo, ir a las cascadas y volver lo había logrado. El segundo tener una nueva peña no, porque he sido prácticamente el único rostro pálido que había en todos los sitios donde he estado. Sí que he tenido muchos compañeros de viaje y casi ninguno sabía hablar nada más que el árabe. Así que he tenido que tirar unas buenas horas de mis conocimientos de cartujo guardando noblemente mi silencio mientras los demás hablaban y reían.

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