lunes, 14 de mayo de 2012

Corriendo y recorriendo Malta

Recién llegado, después de pasar por las penurias
de las autopistas y con mi equipo de supervivencia
a la espalda.
Antes de llegar a Malta pensé en la posibilidad de recorrer la isla corriendo. No era algo decidido, pero llevo una semana y casi lo he hecho. Desde Mosta en el centro ya he estado en el sur, Marsalokk un pueblo pescador, en el este (Sliema y San Julián), en el oeste (Dingli) y por el centro (Medina y Rabat). Sólo me falta el norte.

Hoy he ido hasta Marsalokk. Cuando he llegado al sur, después de comer he entrado en un bar y justo en la entrada un hombre se dirige a mí y me dice que yo había venido desde Mosta corriendo. Le contesto sorprendido que sí y me dice que me había visto correr por las calles.

Correr por Malta entraña cierto peligro. Aunque los coches no circulan a gran velocidad, en algunos tramos hay que ir por una autovía que no tiene arcenes lo que obliga a tener que olvidarte del miedo pues de lo contrario no podrías dar un paso.

En estos desplazamientos llevo conmigo un equipo de supervivencia en una pequeña mochila, con una manzana, dos barras energéticas, agua y un libro, una libreta y un bolígrafo.

Cuando llego, observo, escruto, elijo y luego leo en el mejor sitio que el día ha reservado para mí. Siempre son buenos sitios. Hoy era junto al mar, en una terraza donde ya había estado hacía tres años. Tomando un té caliente e hidratante con el infinito a mi frente y otro tanto a mis espaldas. Envuelto en soledad.  ¡Qué hermosa sensación!

Característica embarcación del sur de Malta con el ojo que observa
a los peces.
Correr, depender únicamente de tus medios físicos, recorrer un país saludando a gente, preguntando a otros, sorprendiendo a alguno que te insiste en que debes coger un autobús es algo que sólo puede comprender quien lo hace. A algunos les parecerá una locura. Pruébalo. Pocas cosas tan baratas y tan reconfortantes existen.

En todos los sitios estoy. Ya no estoy de paso en ninguno. Ayer recibí la noticia de la muerte de otro amigo. Un ataque al corazón acabó con todo su futuro. Otro amigo me dijo: “somos lo que nos queda”. ¡Cuántas veces olvidamos esa gran verdad! Somos lo que nos queda. Y cuántas veces aún teniéndola presente no actuamos como si fuera el último momento. Hay que vivir. Hay que vivir. Hay que vivir, pues el día en que no nos quede futuro se está acercando vertiginósamente hacia nosotros. 

2 comentarios:

  1. Siento decirte que no has sido el primer alcañizano en recorrer un país corriendo.
    Hace unos años recorrí a la carrera el Vaticano: me entró tal apretón que batí el record de cruzar la plaza San Pedro. Así que para mí el Guiness.
    A eso se le llama entrar en los anales de la historia.

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  2. Ladrón se llamaba ese amigo, mío también. El destino le ha robado la jubilación que ahora le tocaba disfrutar. Le ha robado todo lo que le quedaba. Mierda.

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