jueves, 3 de mayo de 2012

Ancianos a la conquista del mundo

Casi en todos los casos los nuevos conocimientos vienen acompañados de un correo electrónico que nos mantendrá unidos eternamente cualquiera que sea la distancia que nos separe. Pero no siempre. Hoy he conocido a un alemán, Tom, que me ha dicho que él no tenía tiempo para los correos. Cuando estaba viajando porque viajaba y cuando trabajaba porque estaba todo el día trabajando.  Nos hemos echado unas risas y más abrazos y despedidas que el tiempo que hemos compartido. Ha llegado hoy a Marrakech y venía de Gibraltar.
Corrado y yo tenemos carro, burro e ideas. No necesitamos más.
Con quien sí que he intercambiado correo ha sido con Corrado, un italiano un poco más anciano que yo y que también va viajando solo. Hemos hecho una intensa relación, tanta, que hoy tenía previsto irse a otra ciudad y lo ha pospuesto para mañana para estar esta tarde juntos. Ha trabajado como profesor y periodista. Ahora está jubilado y va viajando y buscando por el mundo dónde invertir sus ahorros antes de que el gobierno italiano se los quite. Su determinación me ha hecho cavilar mucho. Y se lo he dicho.
Pero hemos comenzado a hacer proyectos. Hemos revuelto con nuestras palabras medio mundo, hemos creado empresas de distribución de aceite, hemos comercializado aloe vera y botellas de litro, hemos conseguido los mejores precios de azafrán y hemos repasado nuestras vidas, nuestras aventuras, nuestros recorridos, sus recuerdos fantásticos de las fiestas del Pilar de Zaragoza y muchas más cosas.
Vive cerca de Milán desde hace muchos años pero es siciliano. No había conocido antes a un siciliano, pero me ha dado la imagen que yo podía tener de ellos y me lo ha confirmado. Sí es un auténtico siciliano. Tiene tres hijos que pasan de los treinta, pero Corrado sigue marcando el ritmo, sus hijos a duras penas le siguen. Su mujer lo deja por imposible.
Hoy casi ha cerrado un trato para comprar unas tierras cerca de Marrakech a un buen precio donde plantará hierbas aromáticas que vamos a exportar juntos.
¡Qué aventura! ¡qué enlace de historias rocambolescas! ¡cómo nos hemos ilusionados los dos! y qué de proyectos tenemos pendientes.
Yo he quedado en organizar los proyectos. Le voy a enviar por correo electrónico un esquema a seguir y en unos meses nos vamos a ver para darles forma.  ¿Qué proyectos? ¡qué más da! Lo más importante es lo ilusionados que estamos los dos.
Que el mundo tiemble; dos ancianos están maquinando su conquista.

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