lunes, 1 de julio de 2024

Los cobradores de autobuses. Albania mayo 2024
Cada país, o cada ciudad, tiene sus métodos de cobro del billete. Algunos son muy extraños. En el caso de Albania no hay que preocuparse de nada. Siempre hay un cobrador que en algún momento aparecerá. La primera vez que monté en un autobús urbano vino a cobrarme el cobrador sin entregarme ningún billete. Llevaba el control de toda la gente que subía, permanecía o bajaba, para cobrar a los nuevos viajeros. Eso sí que era memoria fotográfica. Un hombre le pidió el billete y se lo dio. Comprendí que el cobrador se quedaba con el dinero y luego pasaba cuentas con la empresa en función de cómo había ido el día y lo que le convenía se lo metía en el bolsillo. Mi sospecha se confirmó cuando en un punto del trayecto, el conductor paró para tomar un café, nos dejó a los viajeros esperando, y fue el cobrador el que del dinero de los pasajeros le dio unas monedas para que lo pagara. Luego subí en muchos más autobuses urbanos y siempre daban el boleto justificante de pago, pero siempre ejercitando la memoria de las caras de los nuevos usuarios.
Los cobradores también realizan una función que cuando yo era niño se llamaba urbanidad. Un señor se había sentado tan felizmente en un asiento libre del autobús, llegó el cobrador y con gesto serio le hizo levantar para que le cediera el asiento a una mujer embarazada que estaba de pies. No rechistó. Dos o tres días después otro cobrador le hizo levantar a un joven del asiento para que me lo cediera a mí. Yo renunciando a la evidencia de mi provecta edad dije que no, que prefería seguir de pie. Tenía ganas de sentarme, pero no a ese precio.







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