domingo, 11 de noviembre de 2018


Medio maratón. Serbia 30 septiembre 2018

No había ido a Serbia a correr medio maratón, pero casualmente, durante mi estancia había programado uno, así que me apunté.

Generalmente cuando me voy a alguna carrera nadie me dice nada. Salgo de casa, corro y vuelvo. Entonces mi hija me pregunta ¿Y? y es cuando le cuento cómo me ha ido y lo que me he cansado.

En la casa donde vivo, además de los dueños, que ahora se han ido a casa de los padres de ella, hay un norteamericano y una alemana. Los dueños, el norteamericano y la alemana me han deseado suerte en mi carrera. Incluso el americano, cuando ha escuchado que me había levantado para irme a correr, se ha levantado para desearme suerte. Es todo un acontecimiento sentimental en mi vida de lobo estepario.

Los serbios no corren mucho, porque haciendo un mal tiempo he quedado el 71 de entre unos 800 corredores y en mi categoría de anciano el primero. 

De la carrera guardo dos detalles. Uno es que siendo yo que soy antinacionalista, en las carreras saco de mi bolsillo la bandera de España y la levanto en el último o dos últimos kilómetros. He sido jaleado, por el poco público que había y he escuchado gritos a favor de España. Soy patriota en oposición a nacionalista. 

El otro detalle es que a mitad de carrera, más o menos, que discurría por el Nuevo Belgrado, había tres abuelas que posiblemente estaban esperando a que pasáramos los corredores para cruzar la avenida y al verme han gritado entusiasmadas “Bravo (luego algo que no he entendido) generacie”. Me ha quedado claro que se alegraban de que hubiera un corredor de su generación. Me han seguido aplaudiendo y jaleando entusiasmadas hasta que me han perdido de vista. Yo les he correspondido con sonrisas y saludos. El anciano lobo estepario corriendo.


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