domingo, 11 de noviembre de 2018

El Danubio y la isla de Ada. Serbia.


El Danubio y la isla de Ada. Serbia. 25 de septiembre 2018

Al proceder de una tierra donde el agua es escasa, donde el Guadalope es un pequeño aprendiz de río, contemplar el Danubio me produce un placer que cada día se va renovando. 

Me he pasado mucho tiempo contemplándolo. Imaginando qué se podía hacer con tanta agua en mi pueblo. Calculando con qué tramo del Danubio se puede llenar uno de los pantanos que regulan el Guadalope en unos segundos. 

Me fascina la vida que se desarrolla en torno al río. Pescadores, barcos con pasajeros, incluso barcos militares, viviendas y restaurantes flotantes y sobre todo mucha vegetación, muchos peces y muchas aves. Mucha vida de todo tipo.

Casi todas las mañanas he ido corriendo por su ribera en un paseo peatonal y para bicicletas que es magnífico. Lo he disfrutado corriendo. Hoy lo he querido disfrutar caminando.

Me he ido desde casa hasta la isla de Ada, que está en el río Sava, un afluente del Danubio que desemboca en Belgrado. Como no es temporada turística, hay poca gente y muchos establecimientos están cerrados. Me ha hecho un día espléndido, con el sol justo. Aunque no suelo comer cadáveres, no tenía muchas opciones y me he comido una pljeskavica que es una hamburguesa serbia, con mis patatas fritas y todo. Me ha sentado estupendamente sentado junto al río.

Un brazo del río Sava a su paso por la isla de Ada está cerrado en sus extremos y forma un lago artificial al que he dado la vuelta, unos ocho kilómetros disfrutando de cada paso. A veces el placer está en cosas tan sencillas que desearíamos que nos cobraran para saber su precio, que no su valor.

Cuando abandonaba la isla y el lago iba volviendo la cabeza a cada instante para asegurarme de que iba a mantener en el recuerdo todas las gratas sensaciones que había sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario