martes, 16 de octubre de 2018

La comida. Serbia.


La comida. Serbia 22/09/2018

De este restaurante me tuve que salir
sin comer por ser incapaz de comuni-
carme con el camarero.
Con estos serbios, yo que estoy muy enseñado, me como todo lo que me ponen. Lo que no sé es lo que me van a poner. Sí que es cierto que en los restaurantes tienen carta en inglés, pero yo que suelo ir a tabernas y lugares donde van los del pueblo, me resulta más difícil saber lo que voy a comer. En Zemun descubrí que había una especie de menú del día. Lo pedí y yo que no suelo comer carne, me comí como un bendito las salchichas que me sacaron de segundo. Se come muy bien por muy poco dinero.

Para no llevarme sorpresas abuso de los puestos callejeros, que ofrecen una comida muy buena y muy barata. Como nadie me explica el contenido, me he comido berenjenas seguidas de un dulce y un trozo de pizza que era lo único que me resultaba familiar.
En este puesto callejero tuve la
oportunidad de comprar jinjoles.

Lo que nosotros llamamos beicon, aquí
le llaman panceta. Qué curioso.
También compro comida preparada en los supermercados y luego me la como en casa. Es barata y muy buena. En un supermercado, la tendera me debió ver la cara de pardillo y cuando le señaló lo que quería, me miró y en inglés me dijo: ¿pero sabes lo que te vas a comer? Yo mirándole a los ojos como un niño que ha cometido una pequeña pifia, moviendo la cabeza le dije que no, me explicó el contenido y entonces sonriente le dije: “Ah bueno, entonces sí”.
Después de la comida que no falte el
chai (té) con leche.

Otra forma de comer es ir a los restaurantes donde venden la comida cocinada a peso. Ves todo lo disponible, vas señalando lo que quieres y la cantidad, te lo van pesando, te lo sirven en un plato, pagas exactamente por la cantidad pedida y a la mesa a comer.

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