domingo, 4 de enero de 2015

Cuba. 29 de octubre 2014, camino de Trinidad.


Este ha sido mi estupendo casero en Cienfuegos. Muy preocupado
por tenerme contento y porque no me perdiera con mi rebeldía.
Su nombre Miguel y su mujer Teresa. Si vas por Cienfuegos es una
buena referencia. 
Mi casero se preocupa mucho por mí. Como sabe que no voy a coger el autobús en el que van los turistas y él me recomienda, antes de las ocho de la mañana se ha acercado hasta la estación para ver si me encontraba un taxi decente, aunque sea compartido, dejando aviso de que si había alguno que iba para Trinidad que pasaran por casa a buscarme. 

Agradeciendo el interés que se ha tomado y que me tiene como un hijo un poco rebelde, para no decepcionarle, antes de que viniera nadie ya me he despedido y me he ido a buscarlo yo dispuesto a esperar leyendo un buen rato. 

Pero en dos o tres minutos entre todos los taxistas me han encontrado lo que debe ser el sueño del que viaja en taxi. Me han proporcionado un taxi lujosísimo, para mí sólo y al precio del compartido. Resulta que al taxista le estaban esperando en Trinidad unos extranjeros para llevarlos y debía irse inmediatamente, si además sacaba seis dólares, miel sobre hojuelas, así que me ha llevado, él encantado y yo muchísimo más. Sobre las once y media de la mañana ya estaba en mi nueva casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario