jueves, 31 de octubre de 2019

Transnistria I. Septiembre 2019


Transnistria I. Septiembre 2019

Dentro de Moldavia está Transnistria, una república que nadie reconoce pero que funciona como tal. Para entrar existe una frontera con control de pasaportes y te dan un visado para diez horas, tiempo suficiente para visitar la republiqueta.

Tiraspol, la capital de Transnistria
Después de visitarla llego a la conclusión de que cualquiera puede montarse una república. Es necesario una frontera, un ejército y policía, unos políticos, si son corruptos mejor, una historia exaltando verdades y mentiras con pasión y unos cuantos muertos, esto último es imprescindible. Si además tienes una lengua que te diferencie de tu enemigo, mucho mejor. Transnistria tiene sus muertos que se enfrentaron a Moldavia en nombre de la libertad, aunque lo cierto es que no tienen libertad. A todos los dictadores y nacionalistas les gusta llenarse la boca con la palabra libertad mientras oprimen a quienes no aceptan sus principios (Franco con su una, grande y libre, Stalin con la libertad del proletariado, o los nacionalistas de nuevo cuño).

Simbología de Transnistria con la hoz y el martillo y Lenin
al fondo. 1990 es el año de su independencia.
En Transnistria, como no tenían su lengua, adoptaron la de sus vecinos rusos. Como gran parte de la población seguía hablando moldavo, les obligaron a escribir moldavo con caracteres cirílicos. El moldavo y el rumano son prácticamente lo mismo y son lenguas de origen latino.  Por supuesto la homosexualidad, que hoy en día eSs una medida de la libertad de un país, está perseguida y castigada.
Eso sí, en Transnistria se consideran el último reducto de los soviéticos. Se pueden ver imágenes de Lenin y banderas y símbolos con la hoz y el martillo junto a lujosos coches Mercedes y a la omnipresente empresa Sheriff, que es privada y controla desde la alimentación a los casinos y el equipo de fútbol de Tiraspol, que es la capital.

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