lunes, 21 de octubre de 2019

Constanza. Rumanía. Septiembre 2019


Constanza. Rumanía. Septiembre 2019

Constanza. Rumanía
La llegada a Constanza ha sido apoteósica. Como al día siguiente voy a Moldavia quería asegurarme de que había un autobús y su horario. Nadie me informaba. Todos con una desgana propia de un país comunista me enviaban de una ventanilla a otra. Hasta que llegué a la de información. Allí un tipo no me hizo el menor caso. Le escribí en un traductor mis dudas y cuando levanté la cabeza ya se había ido. Me propuse no irme de la estación sin una solución. Fui cogiendo números de teléfono en los que se decía que daban informaciones y al final se hizo la luz. Como en todas partes siempre hay alguien que habla español y que te va a echar una mano. Me dio la solución y menos mal por mi insistencia, porque el autobús que había mirado no salía y lo hacía otro dos horas antes.

En Constanza había reservado plaza en un hostel, (un albergue para jóvenes con un viejo, que soy yo). Cuando llegué a la dirección vi el cartel y una puerta abierta. Me metí con toda la decisión que me obligaba mis ganas de mear. Al ir pasando por salas veía que estaba mucho mejor que lo que había visto en las fotografías. Cuando voy a dejar mi mochila para buscar el wáter, sale una mujer a la que identifico como la recepcionista, le pregunto por la toaleta y me envía con una mezcla de risa y autoridad a la puta calle. Me había metido en la casa particular de una vecina del hostel.

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