domingo, 1 de febrero de 2015

Cuba. Lázara la jinetera.


Entablar conversación es sumamente fácil y como les encanta escuchar el español que hablamos los españoles, porque les resulta muy chocante y españoles que nos salgamos de los circuitos turísticos somos poquísimos, enseguida preguntan y cuentan. 

Lázara con toda la carne que tiene para todo el mes, para ella
y dos personas más.
Un hombre que estaba a la puerta de su casa ha entablado conversación conmigo, me ha invitado a una copa de ron (aquí el ron se bebe en cantidades industriales a todas horas), al poco se ha sumado una mujer de la casa, Lázara, que ha resumido su situación con la siguiente idea: aquí trabajamos para la mierda, todo lo que ganamos es para poder comer y al día siguiente lo convertimos en mierda cuando cagamos y ya no más ná. 

Me ha enseñado la carne que les da el estado para que coman, unos 400 gramos para todo un mes a repartir entre tres personas. En broma le he preguntado que de dónde sacaba el resto de carne que tenía. Jineteando, mi vida, jineteando. 

Su sueño es vender una casa que tiene para pagarse el pasaporte (100 dólares o el equivalente al salario de dos meses y medio de un médico o de once meses de trabajo de una camarera) y el pasaje para irse a cualquier país que le permita entrar. Me quiero ir de Cuba para querer volver a Cuba. Es la continua contradicción en la que viven casi todos los cubanos.


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