Asistir a espectáculos de
bastante nivel es baratísimo. Estuve en un espectáculo de humor
cubano pagando 35 céntimos de euro y he estado en una representación
del ballet hispano de Nueva York, que sin entusiasmarme me gustó,
pagando 60 céntimos de euro. El problema siempre es el mismo, las
colas. Hay que hacer cola para todo y conseguir una entrada
significa estar atento al momento en el que abren las taquillas para
lanzarse a la aventura de conseguir una entrada.
No podía faltar la foto junto al malecón. Es mi último día en
Cuba. Hay que cumplir con los deberes de turista.
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Hay que tener en cuenta
que los cubanos son muy respetuosos con la indumentaria que llevan
cuando acuden a un espectáculo cultural.
Cuando iba a la danza,
venía del parque Lenin y no llegaba a tiempo. Quería pasar por casa
para cambiarme, pero no me daba tiempo, así que llegué
correctamente vestido, pero con pantalones cortos. Me llamaron la
atención y me dijeron que fuera la última vez. Temí que no me
dejaran entrar después de mi aventura para tener la entrada, pero
fueron benévolos y justo un poco antes de levantarse el telón, son
muy puntuales, me sentaba junto a Lilleam
, que era quien me había
sacado la entrada y con quien estuve hablando sobre cada una parte de
las interpretaciones, ella una entendida, yo un neófito. Era la
primera vez que asistía a una representación de este tipo.
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