miércoles, 9 de mayo de 2012

La torre de Babel

Creyentes o no deberán aceptar que Dios se pasó con lo de la torre de Babel. Aquí estamos una parte del mundo sin entendernos con la otra. No por culpa de las ideas, sino del idioma.

En clase, para practicar inglés, hablamos de nuestra vida. Yo me puse a hablar de Einstein, mi burro. El tema gustó al resto de los compañeros, sobre todo por el trato humano que tengo con él. Tanto caló ese trato que una compañera me preguntó que si comíamos juntos. Le dije que me parecía excesivo. Seguí respondiendo a las preguntas y al rato la misma compañera me preguntó que si caminaba sobre dos patas o sobre las cuatro. La sorpresa me desbordaba. No entendía que hiciera esa pregunta, sí que dispenso un buen trato a mi burro y hablo bien de él, pero hasta que mi interlocutor piense que puede caminar a dos patas me parece excesivo. El resto de la clase también se sorprendió y comenzó a rebuznar para hacerle ver que un burro no podía caminar a dos patas. Ella se encogió de hombros.  Luego yo me fui con la risa contenida por la sorpresa.
Mi hija me resolvió el problema. Donkey (burro) se diferencia de monkey (mono) en una sola letra. Cuando yo hablaba de mi burro, mi compañera pensaba en mi mono. Esta mañana hemos deshecho el entuerto y hemos echado unas risas. Abundantes risas.

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